–¿Cuanto me van a pagar?– Pregunté a Hanma.
–1.5 millones de dólares pequeña– Respondió.
–Joder, solo tengo que seducirlo y robar la memoria–.
Desde hace unos meses había entrado a trabajar con Hanma, mi primo, como espía profesional, estaba involucrada en cosas de la mafia y recibía una muy buena cantidad de dinero.
Esta vez mi trabajo era robar la memoria que nos daría información acerca de una nueva droga, la cual estaba en manos de la familia Mitsuya, específicamente en manos de Mitsuya Takashi.
La organización me había dejado en mi habitación un vestido largo, escotado y de una pierna abierta en color verde esmeralda, era precioso, ajustado y provocativo, también me dieron unas joyas y unas elegantes zapatilla de tacón alto.
Ya había memorizado su apariencia física, era guapo de cojones el carbón, pero seguramente sólo era un niño rico mimado y caprichoso.
Tomé un baño de agua fría y me maquillé, un maquillaje llamativo, un labial color rojo intenso y sombras que resalten mi color de ojos, me coloque el vestido, me quedaba bien y mi trasero se veía perfecto, la tanga se marcaba en la tela del vestido, pero creo que era algo intencional.
Ya estaba lista, me había puesto perfume y las respectivas joyas, salí del cuarto de hotel y fui escoltada hasta la camioneta, subí y partimos camino.
Al llegar pude observar una mansión gigante, candelabros de oro, fuentes preciosas, entré, era una salón gigante repleto de gente poderosa, parecía una película.
–Joder, me encanta este trabajo–. Susurre para mí misma.
Tenía que buscar a mi objetivo, recorrí todo el salón y no encontré al joven, tuve que salir a un lugar descampado en donde también se encontraban más personas, con mi mirada escaneé a todos los invitados hasta que mis ojos se encontraron con ese joven de cabello morado grisáceo.
"Mierda, ya me vió".
La misión comenzó, aproveche que tenía su atención puesta en mi y sonreí, me mordí el labio y le guiñé el ojo, me devoró con la mirada, se supone que yo soy la que lo tenía que seducir y el se está adelantando.
Acomodé mi cabello, me senté en una mesa cercana, descubrí un poco más mi pierna, tomé una copa de vino y la llevé a mi boca, todo sin dejar de mirarnos.
Jamás apartó su mirada de mi, desde el lugar en donde estaba se dirigió hacia mí, trague saliva, tenía un porte muy elegante.
Se sentó al lado de mi, su colonia invadió mis fosas nasales, pude observar su nariz perfilada y su ajustado traje el cual le hacía ver muy sexy.
–Bonita noche señorita–Me sorprendí, el japonés siempre me excitaba tanto, me sonrió ladinamente a lo cual yo hablé.
–Muchas gracias señooor..?–
–Mitsuya, puedes decirme Mitsuya–
Sonreí.
–¿De dónde eres?, tú acento es muy diferente– Habló de nuevo Mitsuya.
–Soy latina–
La mirada de Mitsuya tenía un brillo cegador, se le notaba a kilómetros.
–Cuál es su nombre señorita– Sacó un cigarro, ese chico era demasiado sexy, joder.
–Sara– Era mi nombre de espía, super original.
Mitsuya comenzó a fumar.
–Lindo nombre– Habló mientras sacaba el humo de su boca, sus labios estaban húmedos, tenía unas malditas ganas de besarle en ese momento.