08. Mía

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Sus ojos se abrían poco a poco, sentía la fría brisa chocar en su cuerpo, la cabeza le dolía bastante, al igual que su cuerpo. Recuperó el conocimiento poco a poco, notando qué no estaba en su habitación, se removió incomoda en la cama, tenía miedo, demasiado.


Una canción vieja sonaba en un tocadiscos antiguo, tal vez de los años 50s, era algo tétrica la habitación y aquella canción la hacía aún más.
Todo era de madera, desde el piso hasta el techo, los muebles también, estaban tallados minuciosamente en trozos de troncos, las ventanas estaban cubiertas con tablones de madera, lo que impedía ver con claridad pero Lisa supuso qué era de día por la luz qué lograba filtrarse a través de los pequeños huecos.

Quitó el edredón qué cubría su cuerpo, cuando lo hizo se dio cuenta de que no tenía la misma ropa, de hecho, tenía un pijama qué ella jamás usaría, entonces fue ahí cuando su cerebro pareció hacer click, Jennie dándole esas galletas, ella comiéndolas y después caer al suelo inconsciente.

Se levantó con rapidez dispuesta a salir, aquella música la estaba desesperando, solo veía el disco de vinilo dando vueltas y poco a poco su cabeza también comenzó a hacerlo, mareandola.

La habitación era muy pequeña, Lisa se sentía muy mal, demasiado mal, comenzaba a faltarle el aire.

Se acercó como pudo a la puerta, notando qué estaba cerrada con llave, su respiración se hacía agitada cada vez más, se estaba desesperando y es que Lisa era claustrofóbica y si estaba encerrada por mucho tiempo en un lugar, comenzaba a desesperarse y sentir que su oxígeno se acababa, es por eso que siempre dormía con la puerta de su habitación abierta y cuando le tocaba viajar, su manajer sabía que debía de reservar una habitación de hotel bastante grande.

- ¡Auxilio! - Gritó fuertemente.

Justo en ese momento, la manija de la puerta giró y se abrió, dejando ver a una Jennie sonriente con una bandeja de comida en su mano, Lisa trató de mantener el control, pero cayó, dándose un gran golpe en el trasero.

- ¡Amor!, ¡¿Estás bien?! - Expresó con preocupación, agachándose para atender a Lisa, quien estaba en el suelo mirándola incrédula.

- ¿Amor? - Preguntó confundida y bastante desesperada, comenzó a alejarse, arrastrándose por el suelo cuando Jennie se acercaba a ella - ¡No te me acerques! - Gritó cuando Jennie intentó tomarla de las manos - ¿Qué mierda hago aquí?, ¿Por qué estoy aquí? -

- Lisa, estás teniendo un ataque de pánico, respira amor - Jennie intentó acariciarle los hombros pero Lisa quitó sus manos y la empujó.

- ¡No me toques!, ¡¿Por qué carajo me dices amor?!, ¡No soy tu amor! - Exclamó harta.

Fue entonces cuando deseo no haber hecho aquello, ya qué en seguida Jennie se lanzó sobre ella, tomándola de las muñecas y acercándola a la cama, Lisa intentó liberarse del agarre de esa chica, pero resultó ser más fuerte que ella y no pudo hacer nada.

Jennie saco unas esposas de su bolsillo y las puso en una de las muñecas de Lisa, esposándola a la cama.

- Escucha Lisa, aquí, solo tienes dos opciones. Ser buena y obediente y así yo te premeiaré y te daré ciertas libertades o... ser rebelde y mala, me comportaré igual o peor contigo, lo juro, no quieres verme enojada ¿O sí? - Dijo susurrando.

Por alguna razón, esa voz ronca y rasposa le dio un tremendo escalofrío a Lisa, quien solo la veía con una expresión de terror.

- Permanecerás así hasta que te comportes y aceptes qué esta es tu nueva realidad - Sé levantó de la cama y fue por la bandeja de comida qué momentos antes había dejado en el suelo.

- ¿Por qué haces esto?, no tenías que hacerlo para salir conmigo - Trato de hablar lo más despreocupada posible, pero no pudo, estaba muerta de miedo.

- Yo no solo quería salir contigo, te quería para mi sola, no podía permitir qué nadie más se te acercara, tu eres mía Lalisa, lo quieras o no - Sonrió acercándose de nuevo a la cama con la bandeja en mano - Toma, debes comer algo - Sé sentó junto a Lisa y tomó un trozo de fruta picada con un tenedor.

- ¿Tiene alguna droga como la que me pusiste ayer para traerme aquí?, ¿quieres tenerme cedada todo el tiempo? - Escupió con rencor.

Jennie soltó una sonora carcajada.

- ¿Bromeas?, hay tantas cosas que hacer aquí, contigo... Simplemente no podría verte dormir todo el día - Sé acercó a Lisa y dejó un beso en sus labios, deslizando su mano por su pecho, desabrochando dos de los botones de su pijama, dejando al descubierto su escote - Así me gusta más - Susurró entre el beso - Debería obligarte a estar sin ropa todos los días - Dicho esto, las mejillas de Lisa ardieron - Pero, no te obligaré, veras que con el tiempo tu sola querrás hacerlo -

Lisa tenía cerrados los ojos, disfrutando del caliente aliento de Jennie contra su boca y cuello, así que no se dio cuenta cuando esta comenzó a meter sus manos por debajo de la camisa de su pijama, masajeando su abdomen con suma delicadeza. Lisa no pudo evitarlo y soltó un gemido pequeño.

- Será en otro momento princesa, ahora debes comer algo - Susurró Jennie alejándose de Lisa para tomar el tazón de fruta y obligar a Lisa a comerlo.

Lisa se sonrojó de inmediato al saber que no le desagradó el hecho de que Jennie la besara y acariciara de esa manera.

Sin más objeción, la tailandesa comió lo que Jennie le brindó, le molestaba qué le diera de comer en la boca, ya qué de vez en cuando, está aprovechaba para meter sus dedos en su boca y después susurrar un "lo siento" para nada inocente.

Pero a pesar de que Lisa comenzaba a sentir atracción por Jennie, no podía dejar de pensar que esa chica atractiva, era una psicópata.

𝖘𝖙𝖆𝖑𝖐𝖊𝖗 ~ 詹利薩 ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora