Sofía se levantó ese día, muy emocionada, porque al siguiente día, sábado, partiría de Guatemala a Japón, en Tokio. Fue a la escuela como de costumbre e hizo una despedida con Natalia en un restaurante de Antigua Guatemala, llamado Antigua Boreal, donde venden unas pizzas exquisitas. Comieron muy rico y se quedaron un rato charlando, para luego ir a tomar un café. Cuando se acercaba la hora que fuera tarde y que las dos tenían que regresar a casa, Natalia se despidió de su amiga, algo triste pero muy feliz por ella y se dieron el abrazo de despedida.Sofi llegó a su casa, preparó las maletas, las remesas, que le habían dado, entre sus tíos, 500 dólares que habían estado recolectando los últimos meses. Empacó todo bien y practicó las últimas lecciones de japonés que le quedaban, que, por cierto, ya llevaba aproximadamente, unos 2 meses aprendiendo, por lo que, ya sabía al menos lo básico, lo que le costaba, era escribir y las formas que había de escritura, como el Kanji, Hiragana y Katakana. Se enfocaría primero en el Hiragana, que es el que había estado visualizando últimamente.
Al siguiente día, Sofi se levantó a las 3 A.M para empacar lo último que le quedara y salió de su casa a las 4 de la madrugada, para que sus tíos le fuesen a dejar al aeropuerto internacional, La Aurora, en Guatemala.
Sus tíos esperaron un poco con ella, para que, finalmente, la dejaran a las 5:30 sola. Sofi no desayunó, así que aprovechó a comprarse un latte y un croissant en una café, llamado (Gitana) en el aeropuerto. Mientras esperaba, de llevó la sorpresa de que se encontró otra pasajera al mismo destino que ella, que tal vez, podría ser del mismo cupo de la escuela. Se acercó a charlar con ella y se llamaba Paulina. Hablaron por un rato y descubrieron así, que las dos irían a Tokio por el mismo motivo, el de la beca estudiantil para extranjeros. Luego de esperar un rato, el vuelo salía a las 8:00 A.M, para así, hacer escala en El Salvador e irse directo a Nueva York, donde saldrían directo a Japón, en un vuelo de aproximándose, 19 horas, contando las escalas. Sería un viaje exhaustivo para los pasajeros, pero eso sí, las dos estaban muy emocionadas por conocer quiénes serían sus compañeros o compañeras de cuarto y cómo sería Tokio, su escuela, qué tan estricto sería y así.Durante el vuelo, después de ir al Salvador, les dieron comida las azafatas y comieron Pollo con verduras, más el jugo de uva. Se durmieron, vieron películas y llegaron a su destino, en Nueva York, para esperar 1 hora y despegar vuelvo directo a Japón, en Tokio. Las dos se hicieron compañía todo el tiempo y no hubo desolación, ya que, las dos se entendían a la perfección, Paulina era de Quetzaltenango y Sofi de Antigua, las dos eran de Guatemala y se comprendían.
Luego del cansado viaje, llegaron a Tokio, su esperada ciudad. Vieron que los paisajes eran muy lindos y se bajaron en aquel aeropuerto, Haneda, el cual, era muy moderno. Pidieron un taxi para irse a su apartamento y ahora, lo único que faltaba, era conocer quiénes serían sus compañeros de piso.
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Mi Compañero de Cuarto
RomanceEn esta historia, conocerás lo que el amor significa para culturas diferentes. Una chica de Guatemala de nombre Sofía Castañeda, se muda a un apartamento en Japón, específicamente en Tokio, pero no sabe el estrés y ansiedad que le espera. Pronto, co...