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CAPITULO 1

Dale Ale ponete para la foto –le indica su mejor amiga Lucía, ambas recién graduadas en la carrera de derechos, estaban festejando su graduación, solas en el departamento de 2x2 que alquilaban en la ciudad de Bs. As. ellas en realidad eran del interior del país de Argentina, pero después de que Lucía sufriera una depresión aguda a sus 18 años, porque su novio de toda la secundaria la dejó por otra, decidieron irse a estudiar a Bs. As. con ayuda de los padres de Lucía y los ahorros de Alejandra habían podido cumplir la hazaña de estudiar en otra provincia.

A Alejandra todo le había costado en la vida, había terminado su secundaria con honores, siendo felicitada por todo el colegio, su padre la abandonó cuando tenía apenas 3 años, en casa de su tía, a su madre la vio por primera y última vez cuando nació, se escapó del hospital y nunca más supieron nada de ella, su tía no tenía una buena posición económica, pero hizo que a ella jamás le faltara el plato de comida. Alejandra ayudaba en todo lo que podía, quehaceres de la casa y también, vendió productos por catálogo en toda su secundaria para cubrir sus propios gastos, consiguió una beca y logró ingresar al Colegio Inglés, donde todos eran "nenes de papá" como decían en Argentina, ahí conoció a su hermana de otra madre, Lucía, enamoradiza a más no poder, en el último año el novio de Lu de hacía 2 años, Simón, la dejó de un día para el otro y su única explicación fue "estoy aburrido de tus mini-tetas". Alejandra vio llorar a su amiga día y noche, la consoló y estuvo para ella como también Lucía estuvo para Alejandra en los momentos en que flaqueaba su fortaleza.

La fiesta de graduación fue la oportunidad de las amigas para vengarse del estúpido de Simón, cuando estaba por terminar la fiesta ellas salieron antes, se metieron al estacionamiento del salón y con un aerosol escribieron en su súper auto último modelo "Las tetas pequeñas se operan, el pene pequeño te acompaña por siempre".

Cuando Simón fue a quejarse a casa de Lucía las chicas ya estaban rumbo a Bs As, para empezar una nueva vida.

A través del padre de Lu, un reconocido abogado en el País, pudieron encontrar trabajo en un estudio jurídico de Bs As, allí llevaban trabajando 6 meses. Ambas se estaban ocupando de una demanda judicial que había recibido la empresa Forqe, que era cliente del estudio jurídico de hace años, las chicas habían demostrado en esos 6 meses que eran hábiles juntas, entonces trabajaban en conjunto en todos sus casos, la empresa que demandaba era Italiana y los estaba demandando por fraude, ellos pedían ir a juicio sin dar brazo a torcer.

Alejandra ¿Dónde está Lucía? –Preguntó Daniel, su jefe 

–Fue al baño ya regresa ¿pasó algo? –respondió ella al ver su ceño fruncido 

–Si Ale, la empresa italiana esta, que no recuerdo el nombre –dijo Daniel tratando de recordar 

–Rugger Company –repuso Alejandra 

–Esa misma, bueno piden que se lleve a cabo el juicio en Italia, en realidad vengo a pedirles que viajen a Italia para ver si pueden llegar a un acuerdo, si Forqe pierde este juicio tendrá que vender la empresa completa para pagar la multa que la cotizan en Euros 

A Alejandra se le iluminaron los ojos, Italia pensó, será mi oportunidad de conocer algo de Europa 

–Bueno Dany déjame que lo charle con Lu, creo que ella no tendrá problema –Daniel dueño del estudio jurídico, desde que vio a Alejandra por primera vez estaba loco por ella y ella le había correspondido en más de una ocasión, Alejandra no era como Lucía, ella no se había enamorado nunca y a pesar de que Daniel en esos 6 meses le había ofrecido todo y cuando digo todo me refiero a casamiento, casa, hijos, perro, ella solo se limitó a tener sexo casual con él más de una vez, pero jamás pensó en algo serio, Daniel en cambio la veía como la mamá de sus hijos.

Alejandra le comentó a Lucía lo del viaje a Italia en el almuerzo y como ella esperaba su mejor amiga se encontró encantada de viajar.

Estaba a punto de destapar una botella de vino blanco cuando el timbre la interrumpió, miró por la cámara que enfocaba la puerta y vio a Daniel con unas cajas de pizza, si bien ella no sentía amor por él, su jefe se estaba metiendo un poco en la coraza que la abogada cargaba en su corazón y había empezado a sentir un cariño inusual hacia él. Apretó el interlocutor del timbre 

–Pasa Dany –ella lo esperaba con un babydoll negro, transparente, sin ropa interior abajo, abrió la puerta y se le presentó así a su propio jefe, Daniel quedó atónito, dejó las cajas de pizzas en la mesita recibidora, cerró la puerta con el pie y siguió a Alejandra al dormitorio como un perro faldero al compás del bamboleo de las caderas de ella. Después de saciar su deseo sexual, comieron pizza y conversaron de cosas triviales, en un momento Alejandra mientras él le contaba el fiasco de su primera cita cuando tenía 16 años, su mente viajó y pensó que buena vida tendría con él, era el típico hombre que le regalaría flores para celebrar el día de la mujer, compañero en la crianza de sus hijos, hasta podía idealizar la vida perfecta con él. Dany aparte de bueno era lindo, se peinaba con raya al costado y su cabello bien firme y rubio le daba el toque perfecto, parecía no despeinarse nunca, sus ojos color miel resaltaban por sus pestañas tupidas y arqueadas, siempre de traje, un señorito correcto 

–Ale estás viajando por marte –le reprochó, ella sacudió la cabeza y sonrió 

–Perdón estaba pensando en lo que me propusiste hace unos días –Daniel fijó su vista en ella, el corazón le latía rápido 

–¿Y qué pensás? –Alejandra dudó un poco en la decisión que iba a tomar, pero hizo oídos sordos a su corazón y con la cabeza en frío se convenció a si misma de que Daniel era su mejor opción, ella no se perdonaría darle un mal padre a sus futuros hijos y sabía que él era una buena opción –Creo que deberíamos intentarlo –respondió, él en medio de la emoción que le había causado la respuesta de ella, no se dio cuenta de la indecisión que cargaba en su espalda. Se levantó y le plantó un beso, pero no cualquier beso, eran de esos que marcan propiedad, porque él la sentía suya. Pobre Dany, no sabía que el encanto iba a durar menos que un pelado en la nieve. 

ALEJANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora