FIN DE LA PRIMERA PARTE

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CAPITULO 7

Hacía dos semana que Alejandra había vuelto de Italia, había retomado los trabajos que había dejado en el estudio jurídico, desde hacía una semana tenía vómitos constates, estaba haciendo sus últimos trabajos de forma online.

Cuando llegó a Argentina, hace dos semanas atrás, Daniel la estaba esperando con un ramo de rosas, ella cuando lo vio pensó: si en realidad me conociera sabría que me gustan los girasoles.

Una vez cerca, él intentó saludarla dándole un beso en la boca, Alejandra lo esquivó

–Te traje flores, espero te gusten amor –a ella le repugnó su perfume, también que la llame "amor", y se preguntó internamente como hizo para encamarse con él

–Dany no hacía falta, pero te lo agradezco –tomó el ramo y se encaminó a la puerta

–Cariño tengo el auto en el estacionamiento

–Puedo irme en taxi, supongo estarás cansado al igual que yo

–En realidad no, estoy fresco como una lechuga –Alejandra ya estaba exasperada, para no seguir lidiando con él decidió llevarle el apunte, de todos modos la dejaba en su departamento y se iba.

–Está bien, vamos.

El trayecto a casa fue un infierno, él no dejaba de parlotear y Alejandra tuvo que bajar la ventanilla para poder respirar mejor ya que el perfume le parecía una tortura medieval, el viaje en avión había sido un infierno, extrañaba a Máximo y aún sentía ganas de llorar cuando lo pensaba.

–Bien, llegamos preciosa, te ayudo con las valijas –ella rodó los ojos, subieron por el ascensor y una vez en la puerta ya no lo dejó pasar.

–Dany por el amor de Dios necesito descansar

– ¿Descansar o pensar? –Alejandra lo miró fijamente sin pestañar

– ¿De qué hablas?

–Digo, quizás necesites pensar en Máximo Ruggeri

– ¿Tú cómo sabes de él?

–Yo me entero todo –la empujó –Puta, sé que te lo cogiste la primer noche que lo conociste y también sé que te mandó al diablo cuando se enteró que vos estabas comprometida conmigo –al terminar la oración él ya se encontraba dentro del departamento y la había arrinconado contra la pared –Decime ¿te cogió más fuerte que yo? –Alejandra le dio una bofetada y este se la devolvió dando como resultado que ella terminara en el suelo, gritó de dolor y de susto, jamás hubiera imaginado que Daniel la golperaría así, lo miró sin entender, la imagen que él le devolvió fue aterradora, estaba fuera de sí, con las manos en puños, con la cara colorada y respiraba de forma agitada, un risa sarcástica de él la aterró aún más –Creías que te ibas a burlas de mí pichona, una patada en sus piernas la hizo soltar un alarido –Serás mía o no serás de nadie más –Entonces ella lo supo, sabía de donde habían salido las fotos y los chats, había sido él.

–Fuiste vos, vos le mandaste los mails, vos le mandaste las fotos –dijo mientras se empujaba con las piernas para atrás aún en el piso.

Él abrió la valija y buscó el compartimiento donde tenía la ropa interior

– ¿Qué estás haciendo loco de mierda? –gritó Alejandra –Andate porque llamo a la policía

A Daniel le causó risa su amenaza, empezó a sacar braga por braga y las rompía con las manos

– ¿Cuál usaste? –Preguntaba enfurecido -¿Acaso esta color rojo? Creo que esta también te la saqué yo, zorrita, sabes que lo de la policía no me asusta, ¿Cuánto crees que me costara limpiar mi nombre? –dijo sarcástico, mientras reía y era cierto, tenía muchos contactos en la policía, no le iban a dar bolilla –Me voy solamente porque tengo cosas que hacer, pero esto no se queda así.

Apenas salió ella cerró con llave, se limpió la sangre que le corría por la comisura debido al golpe y se asomó por el balcón, hasta que lo vio salir y gritó

–¡¡¡HEY, IMBÉCIL!!! –Daniel con una mano en la manija del auto dispuesto a subir llevó la cabeza hacia arriba y la vio agarrada de la baranda –PARA QUE NO SE TE OLVIDE ¡¡¡COGE MUCHO MEJOR QUE VOS!!! –Le dedicó una sonrisa y se metió adentro, cojeando por el dolor que sentía en la pierna derecha, sin tener conciencia de la furia que había desatado en él. Una vez adentro le sonó el celular, era Daniel, rechazó la llamada, entonces este le mandó un mensaje de texto: Me tendrás que ver de por vida, comprate un test de embarazo y verás porqué lo digo. Alejandra quedó petrificada, sin respiración, sudaba frío, imposible, ¿embarazada? No había chances, con manos temblorosas por el nerviosismo de haber vivido una situación tan violenta marcó el número de la farmacia más cercana y pidió que le mandaran varios test, no pensaba salir de su casa con la cara inflamada como la tenía resultado del golpe que le había propinado el infeliz. En 20 minutos el conserje le acercó el pedido y esta le dio la plata para que le pagara al delivery, se compró tres test, leyó las instrucciones y ahí decía que era más recomendable hacerlo en la mañana, pero ella quería saber ya, fue al baño y se realizó un solo test, lo dejó 5 minutos esperando como indicaba en las instrucciones.

Se encontraba con la frente pegada a los azulejos fríos del baño y los ojos cerrados, el test estaba detrás de ella sobre el mármol del lavabo, habían pasado más de 10 minutos, pero ella no tenía el valor para verlo, esto complicaría mucho más las cosas, aparte como podía pasar, ella tomaba anticonceptivos y según la tira no se había olvidado de ninguno. "Alejandra, tenés que hacerlo" se decía ella misma para darse valor, se dio vuelta con los ojos aún cerrados, contó hasta 3 y entonces lo vio...

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Hola, si llegaste hasta aquí te lo agradezco mucho. 


ALEJANDRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora