04. Ojos celestes.

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Una semana había pasado. La rutina era evitar a todo el mundo, menos a Draco, y asistir a clases.

Todos sus profesores parecían esperar mucho de ella.

Le preguntaban cosas de cualquier tema que ni acercaba al que estaban hablando.

Incluso, la jefa de Gryffindor le había preguntado en un susurro al finalizar una clase si tenía el pequeño problema peludo de su padre.

Había quedado algo traumada por tantas preguntas.

El profesor Snape, de pociones, parecía molestarse incluso si ella respiraba, lo cual era un poco frustrante.

Y el profesor Lupin tenía cierto favoritismo con ella, todos lo podían notar.

En la hora del almuerzo, Sidney pasó por las puertas del gran comedor y se dirigió, como había acostumbrado, a la mesa de Slytherin.

Draco le sirvió comida en su plato en silencio.

Ultimamente todo era eso, silencio.

Una chica de pelo negro hasta los hombros y cara de perro que siempre seguía a el platinado se puso frente a ella y le sacó el plato.

-Gracias, Draco.- Se puso a comer, Sidney intentó reclamarle, pero la chica le había hecho un hechizo silenciador.

Draco, sin embargo, habló.

Y no dijo lo que Sidney quería escuchar.

-Por nada, Pansy.

Pasó totalmente de ella.

Sintió como sus ojos se llenaban de lagrimas.

No, no aquí.

Se puso de pie, algo bruscamente. Y salió caminando del Gran Comedor tranquilamente.

Siguió caminando, perdida en sus pensamientos.

Hasta que se sintió triste. Miró a su alrededor, arboles oscuros, maleza maltratada

El bosque prohibido.

Oh, no.

Y los dementores.

Cerró los ojos, esperando el impacto.

La imagen del lobo le vino a la mente.

Y luego de un rato abrió los ojos.

Nada.

Los dementores estaban cerca, pero pasaban de ella. Sentía que estaba más bajita (Más de lo normal, si se preguntan) y... ¿Qué hacía en cuatro patas? ¿Y por qué sus patas eran peludas y de lobo?

Se fue de ahí corriendo. Llegó al lago negro y se sentó a la orilla.

El reflejo mostraba a un cachorro de lobo, de ojos celestes.

¿Qué carajos? Pensó cuandose rascó la nariz y el lobo hizo lo mismo.

Pensó en su forma humana, y en un parpadeo ya estaba como nueva, lo comprobo con su reflejo en el agua.

Por suerte todos estaban almorzando.

¡Pero si yo no soy animaga! Frunció el ceño. Acomodó su corbata amarilla y negra y corrió a la biblioteca, donde, como de costumbre, estaba Sofi leyendo una carta, con su lechuza negra al lado.

Pasó de ella y fue hasta la sección de "Transformaciones" No estaba segura de si encontraría algo sobre el tema ahí, pero valia la pena intentar.

-¿Qué haces, Sidney?- Le preguntó alguien con tono relajado y dulce.

Era Sofi, con su uniforme de Ravenclaw perfectamente acomodado.

Little LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora