Sidney despertó en un lugar oscuro y desconocido.
Recordaba haber estado en la sala común, y luego, nada.
Sus manos estaban atadas junto a sus pies. Estaba tirada en el suelo, increiblemente polvoriento.
Trató de safar sus manos, pero las sogas raspaban sus muñecas, quemándolas.
Loba, ayúdame ésta vez, ¡Venga!
Nada.
Una risa seca y escalofriante se oyó en las sombras, pertenecía a un hombre.
-No soy idiota, señorita Presente. Hice un hechizo anti-animagia.- Carcajeó, las lagrimas empezaron a caer de sus mejillas. Escuchó como el hombre murmuró un hechizo, y luego, nada.
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-¿Sidney? ¿Estas viva?- Charles la estaba sacudiendo. Abrió lentamente los ojos y se encontró con los ojos grises de su amigo.- ¿Estuviste llorando? ¿Por qué estás tirada en los jardines?
Un sollozo se escapó de sus labios, rapidamente el pelinegro la abrazó.
El padre del pelinegro (Sirius) le había enseñado a apoyar a todas las mujeres que lloraran frente a él. A pesar de nunca haber tenido una madre, la tía Lily había cumplido ese papel.
-¿Qué pasó? Sid me estas preocupando.- Susurró en su oído. Al no tener respuesta la puso de pie y pasó un brazo por debajo de sus hombros.
Juntos se dirigieron a la sala común de Hufflepuff.
Charles sabía donde quedaba por el famoso mapa merodeador, y a veces espiar a su amiga no estaba mal.
-¡Jake, Derek!- Gritó, ambos estaban en la entrada de la sala, hablando con un chico Ravenclaw.
Los tres voltearon a ver.
Jake y Derek corrieron rápidamente a ayudarlo.
Lupin cargó a su hermana en brazos, quien estaba en una especie de shock. Había parado de sollozar, pero tenía la vista perdida y las lagrimas caían como cascadas por sus mejillas.
-¿Bebé? ¿Pequeña? ¿Qué pasó? - Derek la llenó de preguntas, que era obvio que no contestaría. Jake tocó su frente pero la apartó sacudiendola, se había sorprendido por la temperatura.
Como negarlo, Lily Evans le enseño eso.
-Vuela en fiebre. Llévala a lps menesteres. Reuniré a las chicas.- Salió corriendo, y Derek lo imitó, con Charles detrás.
Muy pronto llegó a el lugar, pasó tres veces por ahí corriendp con una imagen en mente, pronto una gran puerta apreció y entró.
Dejó a la niña en una cama que estaba ahí, de echo, había cinco. Y se sentó a su lado.
Apartó un mechón de pelo de su cara.
-Sidney, ¿Quieres contarme que pasó?- Le preguntó en un tono muy bajo, casi en un susurro.
-No.- Susurró tambien, apartando las lagrimas de sus ojos. - No quiero Derek.- Volvió a susurrar, y se abrazó a su hermano, quien rápidamente le correspondió.
Un torbellino entró a la sala. Las dos chicas estaban agitadas, al contrario de Jake quien estaba preocupado, pero no tenía rastros de haber hecho algun esfuerzo físico.
-¿Qué le ha pasado?- Preguntó Kelly, aferrada al brazo del pelinegro. Sofi, por el contrario, se había acercado a los hermanos, y miró a la pequeña fijamente a los ojos.
-Está en shock.- Buscó en la muñeca de la castaña, y encontró su brazalete.
El dije estaba igual que siempre, los ojos azules del lobo brillaban con alegría.