Capitulo 13

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13. "Sobredosis de desesperación"

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» Y puedo morir amarrado a tu alma, sabiendo que no me amas, pero sin querer aceptar que no te puedo tener por completo «

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Abro los ojos y mi mente se confunde al no reconocer de inmediato la habitación, pero me quedo aliviada cuando encuentro que sigue siendo mi habitación de la adolescencia. Debía confesar que me dolía la espalda y varias partes del cuerpo, esa cama era diminuta y ni idea de cuando crecí tanto. Me acomodo para quedar con la mirada al techo.

Lo único que me hacía sentir segura ahora era saber que tenía a Ran tan lejos como para que me atrapara aquí, Vancouver no estaba a la vuelta de la esquina de Toronto. Además, él nunca sabría buscarme aquí, aunque escapar de Ran era tonto. Era una enigmática sombra, la luz la hacía verse y la oscuridad le daba fuerza, no había salida.

Tomo mi teléfono de la mesita de noche, lo enciendo porque desde ayer lo había apagado para que Ran dejara de llamar. La luz de la pantalla me ilumina, no pasan ni cinco segundos cuando empieza a vibrar como loco con todas las notificaciones de llamadas y mensajes de texto.

Las manos me tiemblan cuando decido abrir la conversación, son demasiados textos como para leerlos uno a uno, los más importantes tiene amenazas y maldiciones, otras palabras bonitas y el ultimo solo dice "Te encontré".

El cuerpo se me enfría en décimas de segundo. Por un solo momento, pude percibir su cuerpo atrás del mío, como solíamos recostarnos juntos y su cuerpo era jodidamente más grande que el mío y me cubría por completo. Era como cargar con un fantasma.

Pero era una tontería, de haberme encontrado, ya habría venido por mí. Su desesperación no lo dejaría tranquilo hasta volver a tenerme. No puedo dejar de ver el mensaje, entregado a la media noche y sin más. Tres golpes a la puerta me hacen asustarme y ponerme alerta, cuando la puerta se abre y mi cuerpo no responde.

—Lo siento ¿Te he despertado?

Ver a mamá asomarse me hace relajarme y sentarme en la cama.

—No, ya estaba despierta. Iba a bajar para desayunar.

—Entonces te esperamos abajo, cámbiate el pijama. Creo que tu papá quiere llevarte con él hoy —con el dedo me hace un gesto de secreto y sale de la habitación.

RAN

Mi mente no me dejo dormir toda la noche, los pensamientos eran demasiados para saber cuál elegir primero. Reviso la conversación con Becca y esta vez todos los mensajes ya se marcan como leídos, dejaría que disfrutara su tiempo lejos, pero no lo suficiente. Porque si mi maldita mente me estaba jodiendo a mí, a ella lo haría igual. Ninguno de los dos tendría pasa, yo por su abandono y ella al saber que puedo traerla de regreso así sea arrastrándola.

Me pongo el Jersey y salgo de mi habitación, cuando ya estoy por las escaleras se escucha el televisor, en el sillón esta Reimon dormido y con la pantalla iluminándole la cara. Voy al recibidor y tomo las llaves del auto, no doy ni un paso afuera cuando el otro parece haber resucitado a patadas.

—¿A dónde vas?

—Metete en tus asuntos Reimon.

—Eso hago, eres mi maldito asunto Ran. Con tu rabieta de ayer es mejor que te quedes en casa.

—¿Y desde cuando tú me das órdenes a mí? —me acerco hasta él y le pongo un dedo en la frente que empujo para que vuelva a caer en el cojín— vuelve a dormir mejor.

Obsesiones que matan ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora