The Model [Changlix]

XI

Toda la historia será narrada por la escritora.

Tras la elegante cena y la noche llena de emociones y risas, tanto ChangBin como Felix sentían el agotamiento acumulado de todo el evento. Después de despedirse del equipo y de JiSoo, ambos se retiraron a sus respectivos hoteles para descansar antes del viaje de regreso a Corea al día siguiente. La despedida entre ellos fue breve, pero llena de afecto, con un intercambio de sonrisas cómplices que no necesitaban muchas palabras. Sabían que el regreso a Seúl no significaba un adiós, sino solo un breve descanso antes de su próximo encuentro.

A la mañana siguiente, el brillo del sol apenas tocaba el horizonte cuando ambos abordaron sus vuelos de regreso a Corea. Aunque viajaban en vuelos distintos, la conexión que habían cultivado durante su estancia en Italia seguía presente. El silencio en los pasillos del aeropuerto contrastaba con la actividad frenética en sus teléfonos.

ChangBin, mientras se acomodaba en su asiento de primera clase, revisaba los mensajes de Felix. Ambos compartían pensamientos ligeros sobre el viaje, bromas internas y pequeños detalles que hacían que la distancia se sintiera más corta. Felix, desde su propio avión, respondía con rapidez y entusiasmo, contando cómo había dormido poco pero que aún sentía la emoción del día anterior.

El vuelo, aunque largo, fue tranquilo. Ambos sumidos en sus pensamientos sobre lo vivido en Italia y lo que vendría en los próximos días. Sabían que sus agendas estarían llenas, pero el contacto entre ellos no faltaría. A pesar de no verse físicamente durante los días siguientes, el flujo constante de mensajes y fotos los mantenía cerca. Era como si esa conexión recién fortalecida no pudiera romperse, incluso con la distancia temporal.

Cuando ChangBin aterrizó en Seúl y llegó a su imponente mansión, sintió una especie de alivio al estar de vuelta en casa, aunque algo en él extrañaba ya la compañía de Felix y los momentos compartidos. Abrió las enormes puertas de su hogar, esperando encontrar el habitual silencio que recibía después de un largo viaje, pero para su sorpresa, fue recibido por un aroma delicioso que invadía el aire.

Al entrar en la sala principal, fue recibido por su familia: sus padres, su fiel amigo Max, y algunos miembros cercanos de su equipo. Habían organizado un pequeño festín en su honor, como una celebración por su exitosa participación en el evento de Italia. La mesa del comedor estaba adornada con platos elegantes, una mezcla de sus comidas favoritas y algunos nuevos manjares preparados especialmente para la ocasión.

Su padre fue el primero en abrazarlo, dándole unas palmadas fuertes en la espalda. "Sabíamos que harías algo grandioso, hijo. Estamos muy orgullosos de ti"

ChangBin sonrió, sintiendo el calor familiar rodearlo. Max, su perro, corrió hacia él, saltando de alegría, moviendo la cola con una energía inagotable. ChangBin se agachó para acariciarlo, sintiendo cómo la felicidad de estar en casa lo envolvía.

"¡Este es tu momento de relajarte!", añadió su madre, acercándose con una copa de vino. "Después de tanto trabajo, te mereces este festín. Y claro, Max no podía esperar para verte"

La cena fue cálida y llena de risas. Su padre compartió algunas anécdotas familiares, y su madre, con una mirada de admiración, le dijo cómo había seguido cada momento de su actuación en línea. Aunque la vida de ChangBin estaba llena de fama y éxito, estos momentos íntimos con su familia siempre lo devolvían a sus raíces, recordándole lo que realmente importaba.

Mientras cenaban, su teléfono vibraba ocasionalmente con mensajes de Felix. Los dos seguían compartiendo detalles de sus días, desde pequeñas observaciones hasta grandes sueños, manteniendo esa chispa de conexión viva.

Por otro lado, cuando Felix llegó a Seúl, fue recibido de una manera igualmente cálida pero diferente. En cuanto salió del aeropuerto, Liam y MoTak, la pareja de su padre y su pareja, lo estaban esperando con sonrisas radiantes y brazos abiertos.