You Belong With Me (Luimelia)

BASKETBALL

El gran día había llegado, la final del torneo de basketball era por la tarde y el equipo de Luisita tenía altas posibilidades de ganar. La mayoría de los estudiantes iba a estar ahí, al igual que varios profesores, tal vez no eran fanáticos de los deportes escolares pero ese tipo de eventos creaban un efecto de unidad entre alumnos y profesores.

Luisita estaba un poco nerviosa. Normalmente no le daba mucha importancia a los juegos, iba a pasar un buen rato, no a hacerse una estrella del deporte, pero ese juego era importante, era una final y quería ganarla. Además era consciente de la importancia que tenía para su escuela, si ganaban, la escuela obtenía reconocimiento y una donación de los organizadores del torneo. Así que si, estaba nerviosa.

Pasó la mañana intentando concentrarse en sus clases para no pensar en el juego, pero todos sus compañeros se empeñaban en hablar de eso, así que no consiguió olvidarlo. Por la tarde, antes de una pequeña práctica antes del partido estuvo en su cuarto haciendo de todo para distraerse: intentó leer pero no pasó de una página, buscó una película pero no se enteraba de lo que ocurría en el filme, hasta intentó limpiar su habitación, pero no estaba lo suficientemente desordenada para entretenerla un buen rato.

Así la encontró Amelia, dando vueltas alrededor de su cama y mirando al suelo. Parecía que iba a salir corriendo en cualquier momento. Tomó su celular y le escribió un texto. "¿nerviosa por el partido capitana?", desde su ventana observó a la rubia, la vio detenerse, revisar su teléfono y prácticamente correr hasta su ventana. "No tienes idea" recibió la respuesta en su pantalla. "Va a ir bien. Igual que los juegos anteriores", la vió sonreír tras leer su mensaje. "Te veo en el partido.Suerte. Aunque no la necesitas", vio a Luisita leer su último mensaje y salió de su habitación, tenía un ensayo del musical y se le estaba haciendo tarde.

Luisita sonrió tras ver el último mensaje de la morena, esperaba verla desde su ventana pero se encontró un cuarto vacío. El resto del tiempo se le pasó volando, pensaba en que vería a la morena y por alguna razón, el reloj se aceleraba y sus nervios por el partido eran sustituidos por unos más agradables.

Más tarde, en el instituto, el gimnasio en el que se iba a jugar la final estaba lleno de alumnos, profesores y familiares de ambos equipos, todos vestidos con los colores de sus respectivos equipos, cantando rimas sobre sus jugadores para mostrar su apoyo. También estaba la banda del colegio de Luisita, el entretenimiento de los eventos estudiantiles. Usualmente Amelia se encontraba entre los miembros de la banda, con su clarinete, sus lentes y los rizos alisados temporalmente para poder colocarse el gorro del uniforme.

Usualmente, Luisita se sentaba a esperar el inicio del juego cerca de la banda, para poder mantener conversaciones a base de miradas y gestos que solo ella y Amelia entendían. Eso hacía los partidos mucho más divertidos. Esta vez, estaba en un banco cerca de la banda por costumbre, pero con los audífonos puestos para entretenerse en algo y matar el tiempo hasta que saliera a jugar, no había nadie con quien intercambiar miradas cómplices y reírse de algunos de los profesores entre las gradas, llevaba así todo el año: sin Amelia cerca de ella en los partidos, ocasionalmente en las gradas, animando al equipo. No estaba enojada, no podría estarlo, sabía que se ausentaba por el musical, y nunca podría molestarse por verla perseguir sus sueños.

La había estado buscando entre la gente, pero no había rastro de su amiga, ya estaba empezando a pensar que no iba a ir, que de seguro seguía ensayando bailes y canciones con Marina, su co-protagonista, cuando el sonido de sus notificaciones interrumpió su música. Vio el mensaje porque sabía que era de ella. Era el tono especial que le había puesto para todas las notificaciones de Amelia. "Voltea". Comenzó a buscarla entre la gente, hasta se levantó para ver mejor al público. De nuevo un mensaje "Al otro lado". Luisita se giró hacia la banda, no esperaba verla ahí, pero ahí estaba, con su clarinete, sus gafas y el pelo liso para poder colocarse el gorro del uniforme.