MIDDLE OF THE NIGHT

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María estacionó el auto en el patio del frente de casa de sus padres. Iban bajando del auto cuando Luisita escuchó una voz familiar a lo lejos, se giró hacia la casa de los Ledesma y pudo apreciar cómo la familia se acercaba lentamente a su casa. Amelia también vio a las hermanas bajar del auto, por lo que decidió acercarse a saludarlas, esa era la idea, pero en realidad quería hablar con Luisita sobre el casi beso.

La morena se acercó a la entrada de la casa de su amiga, saludando rápidamente a María, quien rápidamente le dijo que Luisita no estaba bien y entró en la casa de sus padres, dejando a las amigas a solas. Los padres de Amelia también habían entrado en su propia casa.

-Hola- dijo en un susurro cuando estuvo frente a la rubia. No recibió respuesta, solo un movimiento de cabeza -¿Quieres hablar sobre lo que pasó?- No tenía idea de que tenía tan afectada a su amiga, pero sabía que algo había pasado en la fiesta.

-¿Qué hora es?- preguntó la rubia en lugar de responder a su amiga

-Pasadas las diez- respondió Amelia después de ver rápidamente su teléfono. Antes de guardarlo la pantalla se iluminó con una notificación.

-Sentí que pasé más de dos horas en la fiesta-

-Pues no, creo que ni siquiera estuviste dos horas ahí- El teléfono de Amelia sonó repetidas veces, indicando que había recibido una serie de mensajes. Ella lo ignoró.

-Mejor, creo que es la última fiesta a la que voy- De nuevo el teléfono de Amelia- Deberías responder, parece que alguien de verdad quiere hablar contigo-

-Lo puedo leer después, son mensajes de Marina-

-Oye, ya es tarde deberíamos entrar. Nos vemos- Luisita se fue antes de que Amelia pudiera responder. No sabía si Marina le escribió contando lo que había visto, pero no tenía ganas de hablar del tema.

Amelia entró también a su casa y fue directo a su habitación. Entre el partido y la salida a cenar con sus padres estaba un poco cansada. Ya en su habitación, leyó los mensajes de Marina.

"Amelia, deberías hablar con Luisita"

"Amelia??. En serio, no está bien"

"Pasó algo en la fiesta y se fue corriendo"

"Supongo que está ya en su casa, llámala o algo"

"Deberías avisarle que todos están hablando de ella"

"El lunes en la escuela va a ser el centro de atención"

No entendía de qué hablaba Marina. Claro que había notado que la rubia no estaba bien, pero quería dejarla hablar a su tiempo, casi nunca salía bien presionar a Luisita, porque casi siempre la rubia se enfadaba y no decía nada.

Se asomó por la ventana, encontrando la habitación de enfrente con la luz encendida pero aparentemente vacía. Esperó un poco, pensando si era mejor irse a dormir o esperar. No tuvo que pensar mucho, antes de que pudiera tomar una decisión la rubia entró en la habitación. Llevaba puesto un pijama azul, una taza de algo en una mano y la rana de peluche que Amelia le había regalado en un cumpleaños.

Pocas veces la había visto así, cuándo estuvo a punto de suspender cálculo porque simplemente no lo entendía o cuándo perdió un torneo de ajedrez contra un chico que jugaba desde niño. Esas veces Luisita estuvo llorando un buen rato en su cama, pensando que no era suficientemente inteligente, que era lo peor del mundo.

Amelia se quedó en su ventana, esperando a que la rubia la viera, pero simplemente se sentó en su cama y se quedó viendo al vacío. Los carteles claramente no iban a funcionar, así que le mandó un texto. "¿Quieres contarme qué pasó en la fiesta?. No estás bien, hasta Marina está preocupada". La respuesta llegó más rápido de lo que esperaba.

"Es largo para escribirlo". Eso era casi un si. Normalmente la dejaría en paz, sin presiones, pero los mensajes de Marina y la imagen de la rubia abrazando a una rana de peluche la preocupaban. En vez de responder con otro mensaje la llamó, si no quería escribirlo, podían hablarlo.

-¿Amelia?-

-Hablar es más rápido que escribir- Del otro lado de la línea solo se escuchó un suspiro.

-Supongo que Marina ya te contó todo- Parecía enojada, tal vez llamarla no había sido la mejor idea.

-Solo me dijo que saliste corriendo. Y que todos hablan de ti- Se quedó esperando, escuchando la respiración de la rubia.

-La encontré besando a su supuesta amiga- Fue lo único que dijo

Amelia tardó un poco en responder, estaba atando cabos mentalmente para entender quién había besado a la amiga de quién. Cuándo comprendió la situación se enfadó.

-¿Era la chica por la que siempre discutían?- preguntó. No sabía qué más decir

-La misma. Estaba en las gradas con ella en el partido- Soltó otro suspiro.

Por la mente de Amelia pasaron varios insultos dirigidos a la pelirroja. No entendía cómo alguien podría engañar a Lusita.

-No lo entiendo Amelia. Se supone que esto no debería pasar. Es que, de verdad, no sé ni cómo sentirme, a ver, es cierto que yo había estado pensando en cómo terminar con ella, pero nunca hubiera hecho eso. Además lo de hoy es otro nivel, porque normalmente está conmigo en las fiestas y cuando yo me voy se queda con sus amigos, pero hoy no, estuve buscándola por todos lados y la esperé no sé cuánto tiempo, de no ser por Marina y Mateo me habría ido de allí mucho antes- hizo una pausa para evitar ponerse a llorar- Lo peor es que sus amigos lo sabían, me encontré con una y huyó de mi, de seguro la ayudó a ocultarse, y yo ahí, haciendo el ridículo esperando a verla-

-Me parece que estas enojada- fue lo único que dijo Amelia

-Claro que estoy enojada. Yo tenía razón, esa amiga no era solo su amiga. Y además todos se van a enterar de lo que pasó, si no lo saben ya a estas alturas- la rubia fue bajando su tono al terminar de hablar.

-¿Estas llorando?- la morena podría apostar que sí, a juzgar por lo que escuchaba del otro lado de la línea

-Es que, Amelia, yo esperaba otro final para esto. Sabía que no íbamos a ser felices por siempre pero, no sé, quedar cómo amigas o algo así. Además me siento fatal porque planeaba terminar la relación y no debería molestarme que esté con otras personas- Luisita seguía llorando.

-Creo que puedes estar molesta. Tu estabas pensando en dejarlo, a veces eso pasa en las relaciones, pero ella traicionó tu confianza. No me parece mal que te enojes con ellas, o que te sientas triste por lo que pasó- Intentó animarla Amelia.

-¿De verdad crees eso? Es que no se ni cómo debería sentirme o qué tengo que hacer-

-Luisi, eres humana, no un robot, no hay manual de instrucciones para las emociones, hay que sentirlas y ya, no hay emociones incorrectas así que deja de pensar que lo que sientes no es válido-Hizo una pausa para que la rubia comprendiese sus palabras- Y ya pensarás que hacer mañana, ahora necesitas descansar- Hubo un silencio de algunos minutos, pero ninguna cortó la llamada.

-Amelia, eres increíble- Luisita rompió el silencio entre ellas, parecía que había dejado de llorar.

-Tu también lo eres, capitana- Por primera vez Amelia escuchó algo parecido a una risa suave de parte de la rubia.

-Eres la única que me puede hacer reír cuando estoy llorando- De nuevo el silencio se instauró entre ellas- Me voy a dormir, ya tuve suficiente por hoy. Descansa Amelia- Se despidió Luisita.

-Descansa Luisi- Cortó la llamada cuando terminó de hablar y decidió que también necesitaba descansar, así que apagó sus luces y se metió en su cama.

En la casa de al lado, Luisita también estaba en su cama, pero sin poder dormir, no era capaz de dejar de pensar, en todo y en nada. Imágenes de lo que había pasado ese día llenaban su cerebro sin orden alguno: La imagen de Sara y su amiga, el equipo ganando el partido, fragmentos de conversación con Marina, Amelia en la banda, una de sus clases de esa mañana, el casi beso... Su amiga tenía razón, necesitaba desconectar del mundo un rato, ya tendría tiempo de tomar decisiones y pensar en sentimientos.

Después de lo que pareció una eternidad, logró quedarse dormida con una única imagen en mente: la sonrisa de Amelia en el partido, esa imagen le daba la tranquilidad suficiente para dormir.

You Belong With Me (Luimelia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora