Capitulo 8:

73 27 2
                                    

Al llegar a mi casa no se me hizo raro encontrar una casa con las luces apagadas, tal y como yo la había dejado, eso significaba una cosa: como siempre no había nadie en ella. Al pensar en eso inmediatamente me hizo pensar en Jennifer, quien luego cuando yo salía a dar alguna vuelta o ir por comida, ella solía entrar a la casa con la llave de repuesto que se encontraba debajo de una maceta con flores que mamá solía cuidar demasiado y esta se ubicaba justo al lado de la puerta, incluso yo sabía que no era un escondite ingenioso. Ante el recuerdo de una Jenn que me estaba esperando en la sala, dispuesta a comer todo aquello que yo hubiera llevado me entristecí. Tan solo recordar todo lo que me dijo y saber que no podía ayudarla ni nada.

Borré todas las palabras que Jenn me dijo y volteé a ver a Jake quien aún se encontraba detrás de mí, vigilándome como si tuviera miedo de que yo perdiera el control y me volviera una loca. Sonreí ante la idea.

-Gracias- le dije.

-Sí, de nada.... –contesto, pero se detuvo, como si estuviera analizando lo siguiente que diría-Sabes si necesitas a un amigo, estoy aquí para ti.

-Gracias, solo que... no gracias, en la única persona que he confiado en mi vida es Jenn y quiero que eso no cambie.

-No te estoy diciendo que la olvides, simplemente te estoy diciendo que me tienes a mí para lo que se te ofrezca, estaré aquí siempre que tú lo desees.

-Si gracias, lo entiendo y gracias otra vez por lo de hace rato, no sé qué hubiera pasado si no hubieras llegado a tiempo.

-Él hubiera no existe Kate, no pienses en eso.

Se acercó a mí y levanto una mano para acariciarme la mejilla, nuestras miradas se conectaron justo en el momento que yo subí mi mirada hacia él y podría jurar que sentía aquello que decían los libros, sentía aquellas mariposas en mi estómago y también las rodillas gelatinosas.

Retire mi mirada de la suya poco tiempo después, no es que no quisiera quedarme viendo esos hermosos ojos azules por más tiempo, si no que no podía soportar esa mirada penetrante que él tenía. Era como si quisiera ver dentro de mí con solo una mirada.

-Gracias por todo Jake, nuevamente muchísimas gracias- dije evitando mirarlo a los ojos pero fracasando en el intento, pues después de unos segundos yo fui la que le busco la mirada.

-De nada Kate- sonrió pero en su mirada no pude evitar mirar un poco de desilusión.

-¿Nos vemos mañana?- pregunte a pesar de que ya sabía la respuesta.

-Por supuesto, no me lo perdería por nada.- sonrió.

-Entonces adiós, hasta mañana- le devolví la sonrisa.

-Dulces sueños Kate- sonrió y dio la vuelta empezando a caminar lentamente en dirección opuesta a la mía.

Voltee con dirección a la casa y empecé a caminar, al llegar a la puerta abrí la puerta con mi llaves recordando que estas eran lo único que traía encima a pesar de que el ladrón no me creyó. Subí las escaleras y mi cuarto estaba tan y como lo habíamos dejamos Jennifer y yo antes de salir tan apresuradamente.

No acomode nada puesto que no tenía ánimo para hacerlo, simplemente quite todo lo que estaba sobre mi cama tirándolo al piso sin importarme nada. Al terminar, dejando un tiradero en el piso, me tire sobre la cama y escondí mi cara en la almohada más cercana.

Esa noche llore como jamás lo había hecho, ya que jamás me había peleado con Jenn. Siempre estábamos de acuerdo en todo, y jamás habíamos tenido aunque sea una pequeña discusión.

Mi Ángel Negro (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora