Capítulo 4 (→) : Una muy asquerosa analogía.

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♩♩Ding-Ding-Ding-Ding.♩♩

Reiji tocaba esa campana unas diez veces mientras sus hermanos iban descendiendo por las escaleras, primero bajó Subaru flotando, cosa que nunca hacía, pero lo novedoso en él nunca estaba de más.

—Subaru, ¿podrías no volar dentro de la casa? por favor, me molesta.

Reiji habló mientras guardaba su campana en su uniforme bien arreglado.

—¿¡Acaso me estás ofendiendo?!, ¡¿quieres un golpe señor modales?!

—Ultimadamente tú sabrás que hacer, pero sería prudente que no volaras en la casa.

—¡No me importa lo que me digas Reiji!

Subaru salió directo a la limusina hasta que se escuchó algo impactar contra la puerta.

—A propósito, la puerta está cerrada, puedes abrirla tú.

Dijo Reiji divertido al ver el rostro atontado de ese chico agresivo.

El siguiente en bajar fue Raito, él simplemente platicaba con Kanato, que venía acomodando el parche de Teddy, cuando de repente a media escalera...

—Kanato, pierdes mucho tiempo cuidando esa cosa vieja, que además tiene las cenizas de nuestra madre, ¿qué te crees para tenerla para ti solo?...

(N:A/: EN LA WIKI DE DIABOLIK LOVERS ESPECIFICA QUE KANATO METIÓ LAS CENIZAS DE CORDELIA EN TEDDY.)

Entonces, Raito le quitó de las manos a Kanato su preciado Teddy,  Reiji se preocupó un poco pero no lo demostró, sabía lo que su hermano menor era capaz de hacer por ese oso de felpa.

—Devuélvelo ahora —dijo el pelimorado viendo al suelo.

—¡Raito! dale esa cosa y apresúrense, van tarde a la escuela.

—Muy bien, ¡pero tendrás que atraparlo!

Dijo el pelirrojo desapareciendo a la limusina mientras Kanato corría furioso en camino.

Los siguientes en bajar fueron Ayato y Yui, que venían con un apuro notable en el rostro.

—Perdón perdón, ¡ya vamos! ¡panqueque! ¡trae tu jugo de arándano y vayámonos!

—¡Ya lo tengo! además falta Shu!

Ayato tomó a Yui de la mano y ambos bajaron corriendo directo a la limusina.

—¡Lo sentimos Reiji!

—A veces me pregunto cómo llegaron a ser cabezas de esta familia... —susurró Reiji.

El último en bajar fue Shu, que como siempre tenía los auriculares y un ánimo pasivo y amargado, Reiji esperó y cerró la puerta. Era una noche lluviosa así que se apresuró y se acomodó junto con los demás en la limusina, todos iban en total silencio hasta que aquel pelinegro lo rompió.

—Oye, por tu culpa me retrasé y no pude preparar el desayuno —dijo mirando a Shu.

—Tsk, aún después de saber lo que hiciste me hechas la culpa de tu fracaso como dirigente de la familia, típico de tí, oh espera...tú no eres el dirigente de la familia, es Ayato desde el momento en que Yui lo escogió, pero tu sigues jugando a ser nuestra madre.

—¡Auch! que golpe.

Raito respondió para que el pleito diera lugar entre aquellos hermanos.

—No sé de qué me hablas, pero supongo que no tiene importancia, como todo lo que tú dices.

—Todos te vimos ayer con una chica desconocida, ¿en verdad piensas que fue inteligente de tu parte probarla en esta misma limusina?

Reiji se ruborizó un poco, lo cual lo hizo enfadar.


Seguía con su expresión frívola, pero ahora todos formulaban preguntas entre ellos, todos excepto Ayato, que no había prestado atención en lo más mínimo a sus hermanos.

En el camino que hacían a la escuela, todos empezaban a hacer muecas de dolor y Yui permanecía tranquila bebiendo su jugo de arándano.

—Panqueque, tengo sed.

Yui soltó la pajilla de su boca y los miró a todos con nerviosismo, a todos menos a Reiji, Shu y Subaru que preferían mantenerse al margen de la situación.

—Ayato...no podría darles a todos, me dejarían débil.

—Bitch-chan, si mi hermano quiere ser generoso prestándome a su panqueque, por mí no hay problema.

—A~ayato tu no lo permitirías.

—Shh...calla —dijo Ayato perdido en su propia sed.

Y así fue, Reiji Shu y Subaru observaban como los trillizos lamían y saboreaban la sangre dulce de Yui, algo que resultaba asqueroso.

¿Cómo puede dejar que sus hermanos toquen lo que ya le pertenece?.

Se supone que Ayato es posesivo con ella, y mucho más desde que es vampiro, da asco esta situación yo creo que voy a...

—¡Yagh! ¡qué asco Reiji!

—Teddy, ¡aléjate de Teddy! ¡nooo!

—Esto es una prueba de que no debes comer vegetales antes de subir aquí, ¡estúpido! —vociferó Subaru.

—Que repugnante —tapó su nariz Shu.

—¡Reiji! tranquilo, respira uno, dos.

—¡¡Mis zapatos!! ¡¡manchaste mis zapatos!

—¡Dejen de moverse idiotas! ¡el vómito calló sobre mis botas!

Reiji había terminado vomitando de la repulsión que le daba ver a Yui ya comprometida y siendo compartida aún con los trillizos, 

Este asco se iría pronto con la llegada de Ánica a su vida, o eso creía él.


...







Aquel gato y el SADISTA (Reiji Sakamaki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora