Una historia cómica y pervertida junto a este personaje no tan alabado, Reiji Sakamaki.
Un trato con fines científicos puede ocultar un verdadero propósito...
¿Cuál será el propósito de Reiji Sajamaki?
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Su ceño se frunció, tornó su mirada hacia Reiji que había cerrado los ojos para succionar más fuerte su sangre, era el momento de actuar.
—¡Tu no me vas a tocar de esta manera sucio monstruo! —dijo tomando aire con las pocas fuerzas que tenía.
Con su boca lo suficientemente húmeda le escupió en la cara nuevamente a Reiji.
—¡¡¡Jhh!!! —gruñó el mayor al sentir la saliba de Ánica en su orbe.
—¡Perfecto!
Por detrás sus cadenas quedaron sueltas de tanto forzarlas y de un brinco logró bajarse del gancho de carnicero.
Ánica pateó la puerta que separaba el laboratorio de la habitación de Reiji haciendo que le sangrara la rodilla.
—Oh Pequeña estúpida, eres muy mal educada —se limpió con el dorso de la mano mostrando unos brillantes ojos rojos.
—¡Ayuda! ¡socorro! —gritaba desesperadamente por los pasillos.
—Me estás comenzando a irritar y mucho.
Un aura negra empezaba a emanar del vampiro mientras caminaba siguiendo la pista de Ánica.
—¡Annie!
Allan salió de repente de un cuarto.
—¡Allan! gatito, tienes que ayudarme.
—Huyes de un vampiro que solo quiere chuparte la sangre hasta que quedes seca como una pasa, entiendo. Apresúrate, se de un lugar.
Reiji se reía estupefacto de la habilidad de supervivencia de la chica campirana.
—¿La biblioteca? interesante escondite para alguien que aun tiene cadenas puestas.
—¿¡No quitaste tus cadenas?! —dijo Allan crispado.
—¡¡¡Shhh!!!
Ánica le tapó el hocico a su amigo al escuchar unos pasos. La respiración y palpitar de Ánica eran muy intensos, el calor de su sangre podría atraer incluso a una jauría de lobos hambrientos.
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