Capítulo 6: (→) El pesar del dolor.

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—Yo solo quiero pasar tiempo junto a ti, querida...pero si sigues siendo una completa grosera, esto llevará más tiempo —dijo Reiji acariciando el mentón de la adormecida chica. 

Ánica le escupió en la cara a su captor. Éste la tomó de los cabellos a través de los barrotes para susurrarle en el oído.

—Si lo que quieres es saber la verdad, quiero que tu sangre sea exclusivamente para mí, quiero beber de ti y que nunca te acabes...

—¡¿De qué estás hablando?! ¡eso es imposible!

—Eres muy inteligente, te mantendré aquí hasta que TE MUERAS —denotando satisfacción hizo énfasis en esas dos palabras.

Ánica soltó lo que tanto Reiji esperaba oír; un chillido de dolor.

—Déjame salir...

Unas lágrimas escurridizas caían por sus ojos. Reiji había llegado al límite de su paciencia pero no lo  quería demostrar; jugar con su mente era solo el comienzo de su propósito.
Ahora liberaría su estrés en un juego para ella.

—¿Así que...quieres salir?.

—¡Sí! ¡eso es lo que he querido desde que llegué aquí! —siguió pataleando más fuerte.

—Muy bien, será divertido. Pequeña Ánica, podrás salir.

—¡No confío en ti para nada!... —algo temerosa.

—Oh por favor, ¿por qué dices eso? ¿te he dado razones para que desconfíes de mí? —dijo sarcástico y burlón.

Abrió la jaula y haló de los grilletes de Ánica con  fuerza, sacándola de allí muy incómodamente.

—¡Eso dolió! ¡tenga cuidado al menos!.

—¿Tener cuidado? estando aquí aprenderás ciertas cosas, como por ejemplo que yo no dejo a nadie que me escupa, no es nada apropiado.

Ánica miró al vampiro con algo mucho más allá de la extrañeza y el miedo, deseaba de todo corazón que Allan estuviera a salvo.

—¿Y bien? ¿para qué querías salir?, no me digas que para tomar aire fresco, el aire sigue siendo exactamente igual aquí que afuera.

—¡Agh! ¡cállese!

—¿Uh? ¿así que sigues molesta? deberías darme las gracias porque soy totalmente sincero —dijo rascando su propio mentón.

—¿Usted no lo entiende, cierto? —Ánica empuñó sus manos en el suelo.

—¿A qué te refieres ahora?.

—Al dolor.

—¿Dolor, qué hay con él?.

—Es algo que sentimos los humanos, va más allá de la tristeza y el enojo...es algo que te consume por dentro.

El ardor en sus muñecas era insoportable, la chica mantenía su mirada baja y los grilletes continuaban ajustados.

—Ella está...¿llorando de nuevo? —pensaba Reiji—. En verdad es igual de llorona que cierta humana que conozco.

—Se que no puedo referirme a mí misma como un ser humano puro pero a pesar de todo lo que dijiste...sigo pensando y sintiendo.

—Vamos, si sigues así harás que me conmueva la estupidez humana —giró los ojos el mayor—. Solo quise sacarte como querías y lo único que gano son cursilerías de tu parte.

—¡Tú no te imaginas lo que duele ahora!

—Nadie dijo que una jaula sería cómoda —admitió Reiji de manera fría

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—Nadie dijo que una jaula sería cómoda —admitió Reiji de manera fría.

—¡No es la jaula! ¡tampoco las cadenas ni tu maltrato! ¡si no el tener que soportar esto sola!¡extraño a mi mamá!

—Ugh, esto debe ser una broma —murmuró molesto.

—¡¡¡Reiji no logro comprender nada aún!!!

Para entonces Reiji había aflojado el agarre de los grilletes de Ánica...no solo eso, le había robado un beso.

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Aquel gato y el SADISTA (Reiji Sakamaki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora