Eran las diez de la mañana y Chifuyu estaba en la puerta del hospital con trece paquetes de Peyoung yakisoba, uno por cada año que había pasado sin él. No hacía ni una hora que había recibido la llamada de la madre de Baji diciéndole que ya podían ir a visitarlo y el numero de habitación. Había pensado en avisar a los demás, pero quería verlo a solas primero.
Había conseguido su propósito y quería ir al futuro cuanto antes para ver cómo había cambiado, pero quería asegurarse primero de que Baji estuviera bien así que había decidido posponer su vuelta al futuro una semana. Pero ahora se encontraba ahí, con una bolsa con trece yakisobas y el estómago en la garganta. Sin ser capaz de encontrar las fuerzas para entrar y asumir los actos que cometió cuando pensaba que realmente su peor pesadilla iba a volver a repetirse. ¿Qué debía decirle? ¿Cómo le iba a mirar a partir de ahora? ¿Se acordaría Baji de algo? Porque si, Chifuyu le besó, pero ¿qué iba a hacer después de escuchar que toda la parafernalia que se había montado los últimos días era solo para decirle que le gustaba? Finalmente entró en la habitación asumiendo que Baji estaría tan dolorido y sedado que lo más probable es que no recordará absolutamente nada.
Abrió la puerta y ahí estaba él, medio sentado en la camilla, mirando por la ventana, cuando escuchó la puerta giró la cabeza de golpe y le recibió con una de sus sonrisas enormes.
- ¡Chifuyu! ¡Por fin! - abrió los brazos lo máximo que podía por el dolor sin dejar de sonreír, invitándole a abrazarle. – Te dije que no era tan fácil matarme.
Chifuyu corrió soltando la bolsa para abrazarle, no llevaba ni un minuto en esa habitación y ya estaba llorando como un niño pequeño. Era él, estaba bien, era verdad, lo había conseguido. De repente Baji soltó un quejido de dolor que hizo que se separará de golpe.
- Yo también me alegro de verte, Chifuyu. Pero por favor se más gentil que no hace ni un día que casi muero desangrado. - río gentilmente.
- Perdón Baji-san, no he pensado tienes razón. – se sentó a los pies de la camilla- ¿Cómo te encuentras?
- Como si me hubiese pasado un camión por encima. Pero lo que peor llevo es esto. - señalo con la cabeza la vía que tenía en la mano, conectada ahora mismo a una bolsa de suero. - Ahora está bien, no duele, pero cuando vienen a inyectarme algo por ahí- se estremeció cómicamente. - Prefiero que Kazutora me apuñale cinco veces seguidas, duele mucho menos. – Chifuyu le pegó en el hombro para que dejase de decir tonterías. – ¡Auch! Que estoy sensible. Por cierto, he visto una bolsa, ¿qué me has traído?
- Que observador Baji-san, tu última voluntad. - le tendió la bolsa para que lo viera.
- ¿Por qué doce?
- Son trece. - Sabía que lo preguntaría y pensaba utilizarlo de excusa para contarle lo de los viajes en el tiempo. De hecho iba a hacerlo cuando Baji le interrumpió
- Que no, ceporro, aquí hay doce. ¿Uno para cada mes del año?
- Cuéntalos. – Baji empezó a sacar uno a uno los yakisobas mientras los contaba y efectivamente había doce. – Mierda, tienes razón.
- ¿Por qué tenía que haber trece? ¿Ibas a hacer alguna rima absurda?
- No, porque son los años que he tenido que vivir sin ti. – Chifuyu se estremeció, lo acababa de decir como si nada, ya no había vuelta atrás.
- Entonces está bien, son doce. – Chifuyu le miró extrañado. – Te conocí cuando tu aún tenías doce años ¿Verdad?
- Si, pero no me refería a eso yo... - Chifuyu iba a hablar, pero Baji volvió a interrumpirle.
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Otro intento [Bajifuyu]
FanfictionChifuyu vive su vida trabajando como un adulto y habiendo superado a Baji. Un día al salir de trabajar tiene un accidente con la moto y lo primero que ve al abrir los ojos es a su amigo, vivo y tan risueño como siempre. Había viajado al pasado, tení...