Aunque con Baji había intentado mostrar que le daba igual no volver al presente lo cierto es que si le preocupaba un poco el motivo. ¿Realmente estaba muerto y esa era su última oportunidad? Nunca se pudo despedir de Kazutora, ni de Takemichi, ni de Mitsuya, ni de los demás.
Al volver serían personas totalmente distintas y, aunque quería ver que caminos habían tomado sus vidas tenía miedo de no volver a ser tan cercanos. Esa noche apenas comió, eran demasiadas emociones para él.
Pero tenía que dejar de pensar en eso, ahora solo tenía una cosa en mente, tenía que hacer pasar a Baji el mejor cumpleaños de su vida. Salió de clase todo lo rápido que puso y pasó por una pastelería que tenía pastelitos con caritas de gato, compro tres uno para cada uno y otro para la madre de Baji, tenía que causar buena impresión. Ni siquiera pasó por su casa, subió directamente al quinto. ¿Habría llegado ya Baji del hospital? Pico a la puerta y su madre abrió.
- Buenas señoras, ¿ya está Keisuke en casa?
- Hola, Chifuyu, si, está en su cuarto pasa. -Su madre sonrío, tenía más bolsas bajo los ojos que de costumbre. - Me estaba arreglando para ir a trabajar, pero me daba cosa dejarlo solo, sabiendo que estás tú me quedo más tranquila ¿Puedes quedarte con él hasta que vuelva por si necesita algo?
- Claro, el tiempo que haga falta - Chifuyu sonrió sinceramente, le agradaba que la madre de Baji tuviese esa confianza en él. - Cuidaré de el lo mejor que se. - se acordó de la cajita con los pasteles. - Antes de que se me olvide, he traído la merienda. Toma. -le tendió el pastelito de gatito sacando una sonrisa a la mujer. - Seguro que le endulza un poco la tarde.
- Mil gracias Chifuyu, eres un encanto.
Sin más dilación fue al cuarto de Baji que estaba sentado en la cama leyendo una revista sobre animales. Al verlo entrar sonrió y fue a levantarse rápidamente pero un dolor punzante le detuvo.
- No te sobres fuerces. Te he traído la merienda. Los quince no se cumplen todos los años. Ni en todas las líneas. -guiño el ojo y le enseñó lo que había comprado.
- ¡Son gatitos! Que adorable. Te han debido de costar un pastizal. - le dio un beso de agradecimiento, muy rápido por miedo a que su madre entrase en ese momento. - No hacía falta que te molestaras.
- Que menos. -Dijo mientras se ponía cómodo. - Más te vale no hacer ninguna tontería hoy, tu madre me ha encargado cuidarte hasta que vuelva de trabajar.
Como si hubiese sido invocada la voz de la señora Baji llegó desde la entrada.
- Kei, cariño me voy ya a trabajar, venid al comedor que estaréis más cómodos. - Espero mientras se ponía los zapatos a que su hijo y su amigo salieran de la cueva hacia el comedor y le dio un beso de despedida en la frente a su hijo. - Estaba muy bueno el pastelito Chifuyu, muchas gracias. - señalo a su hijo con la cabeza. - Lo dejo a tu cargo, hay curry de esta mañana en la nevera por si os lo queréis cenar y si no pedid algo, Kei sabe dónde hay un poco de dinero suelto para que podáis pagarlo.
- Mama ¿Sabes que yo soy mayor que él, ¿verdad?
- Kei, no hagas tonterías, serás mayor, pero él es más responsable. - Abrió la puerta de la entrada mientras se despedía con la mano. - Tened cuidado.
Cuando cerró la puerta, Baji se tumbó en el sofá exhausto.
- Me trata como si tuviese cinco años, no quince. - rebufó. - En cambio a ti te trata como si tuvieses diez años más.
- TENGO diez años más. Además, te acaban de apuñalar casi de muerte, es normal que te sobreproteja un poco.
- Mentalmente los tienes y ahora. Pero siempre ha sido así, te tiene como si fueras el hijo perfecto. - Sonrió ligeramente con malicia. - Igual si supiera lo que le quieres hacer a su hijo no te querría tanto.
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Otro intento [Bajifuyu]
FanfictionChifuyu vive su vida trabajando como un adulto y habiendo superado a Baji. Un día al salir de trabajar tiene un accidente con la moto y lo primero que ve al abrir los ojos es a su amigo, vivo y tan risueño como siempre. Había viajado al pasado, tení...