Capitulo 8

463 59 4
                                    

Miraba a la gente irse a sus casas después de un día duro en el colegio, después estaba yo dirigiéndome a el aula de castigo en ves de casa donde seguramente me esperaba una suave cama pero también posiblemente una cena incómoda con esa rara familia, pensándolo bien no es tan malo quedarse después de clase.

Lisa estaba caminando despacio junto conmigo.

-Siento que nos castigará es todo por mi culpa-dijo agachando su cabeza con una mueca triste mientras arrastraba los pies.

-La verdad no importa, sinceramente, no está tan mal, son unas horas, no moriré por eso

Lisa levantó la cabeza animada y una gran sonrisa reemplazó la mueca triste que tenía y sus ojos empezaron a brillar.

-¡Eres la mejor!- dijo con emoción -Sabía que mi Aridna no se enojaría conmigo porque es la más grandiosa-

Yo solo pude sonreír y seguirla hasta el salón de castigo, entramos entre risas y nos sentamos juntas, inspeccione el salón, había pocas personas, contándonos eramos 11 personas. El profesor no había llegado así que me dedique a hablar con Lisa hasta que una voz en el pasillo interrumpió.

-Por favor Señor Dear entre al salón ya mismo-se escuchó afuera, todos se callaron y se sentaron en los asientos, supongo que ese era el profesor.

-Ya le dije que no merezco ese castigo Señor, no hice nada jodidamente malo.

-Burlarse de la profesora a cargo es  de por sí algo malo además querer salir del colegio sin cumplir el castigo es peor.

Esa voz yo la reconocía, un escalofrío paso por toda mi espalda y el pensamiento de ¿Por que yo? Llego a mí.

Se escucharon más susurros y después una maldición para que la discusión se acabará y entrarán. El profesor entró primero y después hizo aparición Simón que reviso el salón de manera rápida para después sonreír de una manera encantadoramente burlona, es un estúpido príncipe azul e hijo de Adonis y el maldito lo sabía, sin esperar se sentó en el pupitre al lado mío que estaba vacío.

-Vaya, vaya, vaya...- dijo lentamente, saboreando cada palabra -Mira que tenemos acá.

Traté de no mirarlo mientras Lisa lo mataba con la mirada, todavía no había comenzado el juego y yo ya me los encontraba a todos.

-Parece que la conejita es una coneja peligrosa -dijo burlonamente, respiré profundamente.

-Se supone que esto es un castigo, se debe de estar en silencio Señor Dear no se si se ha dado de cuenta -Hablo el profesor.

-Y usted no se ha dado cuenta que estoy tratando de averiguar por qué mi conejita está castigada.

No se si fue por la cara de indignación de Lisa que hizo o el coro molesto de los pocos que habían en el salón que me hizo sonrojar y avergonzarme. Conclusión Simón es un imbécil.

-Parece que el Señor Dear está enamorado- quiso molestar el profesor a Simón, sinceramente quería tirarle un cuaderno al profesor.

-Más que enamorado es una leve atracción con una dosis de curiosidad que me ha surgido en estos días- dijo sin dejar de mirarme mientras agarraba uno de mis mechones morados, otro coro molesto se escuchó por el salón.

No sabía que hacer, estaba totalmente avergonzada y mi mirada no se apartaba de Simón pero de manera repentina la mano de Simón fue apartada bruscamente, dio un salto por la sorpresa, al frente estaba Lisa con una expresión tenebrosa y de enojo.

-si no mal recuerdo esto es un salón de castigo- dijo fríamente -no un salón de romance...o será ¿que me he equivocado Señor Martínez? - volteó a ver al profesor que saltó de su sitio.

Me niego a ser la villana del juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora