E P Í L O G O

8.1K 862 1.4K
                                    

Oh por dios...

Respiro hasta el fondo, cierro el libro y exhalo todas las emociones que debo contener, al menos por ahora.  

Ya me han regañado sufientes veces por creer que me pasaba algo cada vez que grito leyendo. La primera vez vino Ezequiel corriendo con sus tijeras de jardinería y también papá voló en su bata de baño. Me encontraron llorando en la hamaca individual que tengo colgada del árbol más grande del jardín trasero, justo donde estoy ahora, y me dieron el seco de mi vida.

Cuando tomé el primer libro de la gigante biblioteca de la nueva casa, jamás me imaginé encontrarme con algo tan de fantasía como lo es tener a alguien a tu lado que sin importar lo que pase te acompañe, aconseje, cuide y de alientos de seguir adelante.

El tipo de personaje, amigo, enamorado o lo que sea, que llegue a ti de forma inesperada y que sea precisamente eso lo que te asegure que el destino existe y que te lo trajo como obsequio.

Pasé del romance a la fantasía, de la fantasía a la comedia, de la comedia al misterio y me aseguré de que en todas las tramas hubiera ese toque de romance necesario para alocarme.

Me dije "eso solo pasa en los libros, pero sería tan increíble tener a alguien así ahora".

Tenía a Georgina a distancia, Nick me hablaba cada que podía entre su trabajo y la universidad, Sofía ocupadísima debido a que la niña pensó que sería facil mudarse e "independizarse" junto a James... con el que después terminó por un ataque de celos y cada uno le dio por su lado algún tiempo.

Le dije a Sofi que se viniera conmigo, total podía venir de intercambio a mi universidad y vivir con nosotros. Su orgullo no lo permitió.

Ella se lo pierde.

Cada uno de ellos eran y son buenos amigos en los límites que tenemos, pero al estar cada uno en una punta del país complica el asunto.

De Mia no supe mucho, Adrian me dijo que le marcó un par de veces y que nunca le contestó debido a que no tenía nada que hablar con ella. Según él, le sugirió por mensaje, un único mensaje en estos dos largos años, que me hablara. El consejo quedó en el olvido, supongo, al igual que la especie de amistad que teníamos.

Por cierto, Adrian tiene nueva novia... durante un año. Quien sabe quien sea la chica, dijo que me la presentaría pronto. Seguro le dio agua de calzón o algún tipo de amarre super fuerte.

En fin, ya fue. Solo se los cuento porque seguro tienen curiosidad de lo que ocurrió con ellos.

Ah, Tamara, casi la olvido... está estudiando medicina. Jamás lo llegué a imaginar. ¿Cómo le hizo para pasar el examen para entrar e ir bien hasta ahora? Recuerdo que sus calificaciones eran bajas, a menos que fuera del tipo de persona que es inteligente y flojo a la vez.

De hecho mandó mensaje hace un rato que he ignorado, necesito saber qué pasa en mi libro. Puede que muera esta noche y yo debo terminarlo.

Antes de abrirlo, la hamaca se mueve como si la rama de la que cuelga estuviera siendo sacudida por un elefante.

Chillo con todas mis fuerzas dejando caer el libro al pasto y sujetando con mis manos los costados de la hamaca.

—Ay que linda te ves asustada. —comienza a reír el responsable de la mayoría de mis risas y unos cuantos enojos.

Bajo mis pies, tomo el libro del piso y amenazo con tirarlo a su cabeza, él corre detrás del tronco sin dejar de reír.

—No mereces eso, amor mío.—digo en voz alta.

—Sabía que tu amor por mí era más grande que tu enojo. —sale de su escondite y yo dejo caer la almohada en su cara.

—Le hablaba a mi amado libro: no merece ser usado de forma tan bárbara.

Un chico para el baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora