Interludio

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Es una hermosa mañana y la voz de mi madre me despierta, y a su vez, la luz que entra por la ventana, luego de mover las persianas.

- Despierta dormilón, pero mira nada más todo este desastre, esta ropa en el piso...

- ¿Qué hora es? Debo ir al trabajo y quizás morirme en el camino.

- Ja, ja, ja, ¡Qué cosas dices! ¡Pero si tú no trabajas los sábados, mijito!

Por un momento me siento aliviado, todo luce diferente y normal, pero de nuevo siento una extraña inquietud y debo asegurarme de que todo está bien.

- Mamá. Debo decirte algo, necesito antes que me ayudes a ubicarme en el tiempo y en el espacio, dime qué día es hoy.

- Hijo, hoy es tu cumpleaños número 23. ¡Feliz cumpleaños, mi cielo!

El abrazo de mi madre es tan reconfortante que por un momento olvido todas mis preocupaciones.

- Entonces, ¿hoy es 7 de diciembre de 2019?

- Pues, ¿qué otro día sería? ¿Te sucede algo? Por cierto, Laurita está abajo iré a buscarla y por favor, intenta arreglar un poco todo este desorden.

- Es parte de la decoración, digo en voz baja.

Todo luce normal, el tiempo, tanto la fecha como el clima, en diciembre se siente más frío, y resulta ser mi mes favorito del año.

- ¿Todo fue producto de un sueño? Eso es, ¡todo fue un mal sueño!

- Ya quisieras.

Oigo la voz de una niña, oigo su risa mezclada con la risa de gente mayor, tal vez una docena.

- Ya muéstrate infeliz. No me interesa quién seas pero ten los testículos u ovarios y dime lo que tengas que decirme, en mi cara.

En ese momento entraban mi mamá y mi novia a mi habitación, y me miran desconcertadas y muy preocupadas.

- Hijo, no sabía que ensayabas para alguna obra de teatro.

- ¿Es en serio? Inquiere Laura.

- Es muy serio, les respondo. Está sucediendo algo muy grave y es importante que me escuchen, algo muy malo está por suceder, tengo el presentimiento de que así será.

- Hijo, de verdad me preocupas. ¿Estás metido en algún problema con gente peligrosa?

- No, mi Alex no anda en cosas raras, Sra. Sandra. Todo es producto del estrés que le causa ese malparido trabajo, sus jefes lo presionan con objetivos y metas muy altas.

- Gracias bebé. Y no, mamá. Pero necesito que me escuchen, solo así podrán ayudarme y saldremos de esto juntos.

- Creo que debería llamar a tu amigo Cheo, hijo, tal vez si vas a una consulta con su psiquiatra, puedas calmarte un poco.

- Esto de verdad es muy serio.

- Voy a prepararte, mientras tanto un tecito, para que se te calmen esos nervios.

Laura me mira con preocupación, es que no consigo mi celular y no está tan mal la idea de mamá y quiero hablar con Cheo.

- ¿Qué no recuerdas que te robaron tu celular, saliendo de la estación del Metro?

- Cierto.

- ¿Quieres contarme qué sucede?

- ¡No estoy loco! Voy a arreglarme, iremos a buscar mi carro al taller, ya debe estar listo, estoy harto de pedir que me lleven a todos lados. En el camino podré contarte lo que pasa.

- Wow, vaya forma tan educada de pedirme que te lleve.

- Tonto, olvida eso, van a morir muy pronto, oigo a un anciano decirme eso.

- ¿Quieres callarte por un siglo entero?

Laura queda estupefacta y puedo sentir que comienza a odiarme.

- Lo siento bebé, no fue contigo, he estado oyendo voces estos últimos días y soñando cosas raras.

Ella me mira y su rostro cambia y me muestra compasión y me da un beso muy dulce, literalmente, porque sabe a helado de mantecado y fresas. Intento ir desvistiéndola, tal vez sea la última vez que estemos juntos...

- No, eso será tu postre de esta noche, bebé. Debo hacer algunas cosas importantes, pero le avisaré a Cheo para que te dé su opinión de lo que te pasa, ya viene en camino.

- ¿Acaso todos se pusieron de acuerdo en venir aquí hoy? ¿Y tú qué opinas de todo esto?

- Pues, opino que un loco no se preocuparía por los demás y tal vez ni sabría lo que es amor.

Nos despedimos con un fugaz beso, ella siempre se despide así de mí, con un beso tan intenso como breve.

¿Voces en mi cabeza?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora