Nunca había visto a Cheo tan seguro de sí, y claro, cualquiera puede desinhibirse, tratándose de bebidas espirituosas. Por alguna razón, Altair le cae bien, como que a Cheo le gustan mayores, y parecen disfrutar de la conversación que tienen.
- Lau sígueme. - Me dice Alex, tomándome de la mano.
...
- Oh, con que están aquí. Tienen que ver a Cheo, baila que baila, con su nueva amiga. (Risas).
- Sí, salimos un rato, a tomar aire fresco y mirar las estrellas, Sra. Sandra.
- Así es, en un rato regresamos. Ah, por cierto, mamá, dile a Cheo que por favor, por lo que más quiera, no permita que el demonio del alcohol se apodere de su alma.
- El alcohol, Altair, o quizás ambos. Bueno, los dejo, continúen en lo suyo. Ah, casi lo olvido, Laurita, ella me pidió que te entregara esto...
- Algo raro se trae Altair. A ver, qué dice la nota, Lau.
- ¡Es hoy!
...
Creo que mi don es hacer sentir bien a los demás. Y no consiste en ocultar las cosas malas, sino minimizarlas hasta su más mínima expresión. Llega un momento en que te haces más grande que tus preocupaciones y afrontas con fortaleza lo que sea. No había querido preocupar a nadie y por eso les oculté que yo también oigo esas voces, desde hace alrededor de un mes, a veces diciéndome cómo voy a morir o cómo morirán las personas cercanas a mí, eso cuando menos, pero aparte de eso, lo que las hace insoportables, es oír sus risas y cómo conversan entre ellos. El cómo, lo desconozco, apareció de la nada. Solo lo sabe Cheo y a través de internet, conocimos a Altair, para que tratara de ayudarnos, pero no esperaba que Alex también padeciera mi mal.
- Escúchame Laura, bebé, sabes cuánto te amo, y no me interrumpas, hoy morirás, ¡ese papel, esa nota lo confirma! Tendremos un accidente con Patricio, algún lunático chocará contra nosotros y perderemos la vida. Solamente tenemos que...
- ... Quedarnos aquí, no salir, dormiré en tu casa, ¿recuerdas que tengo un postre especial para ti?
- Sí, exactamente, es como si nuestras mentes se sincronizaran perfectamente, justo ahorita. Y no me malinterpretes, aunque deseo mucho estar contigo esta noche, más deseo el tenerte conmigo hasta viejitos.
Cada vez me convenzo más de que Alex no es ese ser egoísta que algunos otros piensan que es. Es algo que solo puedo ver yo, y más aún en este instante, me gustaría que fuese eterno este momento, capturarlo y repetirlo indefinidamente, a eso le llamaría Eternidad.
Entonces aparece Altair y nos interrumpe...
- ¡De cualquier modo, ya están muertos!
- ¿Altair, cuánto tiempo llevas ahí?, le digo.
- El suficiente.
- ¿Qué fue lo que dijiste, bruja? Le dice un enfurecido Alex.
- Te dije que te ayudaría con tu problema, pero no que saldrías con vida. Y no me malentiendan, las premoniciones que ustedes tienen, deben cumplirse, alguna de ellas, debe cumplirse hoy.
- ¿O si no qué? – Le respondo – ¿Piensas matarnos tú misma? ¿Todo este tiempo fingiste que eras mi amiga?
- ¿Ustedes ya se conocían?
- ¿Tu novia no te lo cuenta todo?
- No tengo secretos, con nadie, a su momento, te lo iba a decir, bebé.
- ¡Ja, ja, ja, qué patéticos son! No me dedico a dañar a otros, es una orden de mi Señor, y debo cumplirla.
- ¡Baja esa arma, maldita bruja! – Le dice Alex, poniéndose delante de mí, para protegerme.
- Solo es un recurso para evitar que corran. No soy idiota ni pienso terminar en prisión.
De súbito, Altair nos lanza un extraño polvo blanco, tal vez una especie de droga y comienzo a marearme y Alex empieza a toser. Una de las voces me dice:
- Ya tienes tu anhelada Eternidad. ¡Disfrútala!
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¿Voces en mi cabeza?
Short StoryDe camino a su lugar de trabajo, un joven descubre que algo raro le ha sucedido... Voces, alucinaciones, sueños, no sabe si todo eso es real y poco a poco se va adentrando a buscar una solución.