Capítulo 22

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POV LUCÍA:

Después de rechazar su oferta de seguir besándonos, Ale y yo pasamos lo que restó de tarde evitándonos, hablábamos lo justo y necesario, ella se aferró a su música y yo pasé la tarde leyendo su libro.

Cuando llego la hora de cenar bajamos al comedor, Ale intentaba hacer la situación menos incómoda hablando de cosas triviales pero cada vez que se producía algún silencio la tensión se hacía más que evidente.

Patrick nos avisó de que ya podíamos ponernos a trabajar, ya que el comedor se había vaciado, nos dirigimos a la cocina.

-Friega tu los platos y yo fregaré el suelo de la cocina, ¿vale?-

-¿Y no puede ser al revés?-

-Nop. Tú platos, yo suelo-

-Bueno... -dije resignada.

Era una cocina bastante grande, vi a Ale ir a buscar la fregona y yo fui hacia los platos sucios.

-Que pocas ganas tengo de hacer esto -dije en voz alta.

-Empieza ya, cuanto antes empieces antes terminarás -oí que me decía desde lejos

Metí la primera ronda de platos sucios y esperé a que se terminaran de limpiar, cuando estuvo listo los saqué y metí otra.

-Mierda, no queda jabón-

Fui a por más jabón a una de las estantería del fondo de la cocina al volver a mi sitio de trabajo me encontré a Ale de espaldas a mí poniendo jabón en el lavavajillas mientras cantaba una canción.

Ahí estaba yo mirándola como una idiota con una botella de jabón en la mano, que me hacía parecerlo más todavía.

Le puse atención a la canción que cantaba, era en francés, Dios mío, es tan sexy; la canción trataba de que ella se da cuenta de que está enamorada de alguien y ya no puede negarlo más, está cansada de esconder lo que siente y le pregunta a esa persona si siente lo mismo y si quiere intentar ser algo más que amigos. Como desearía que esa canción me la cantara a mí

Basta, Lucía, uno nosotras no somos amigas, y dos, ¿para qué quieres que te la cante? ¿Para después rechazarla como has hecho antes?

-¿Qué haces ahí de pie? -dijo sacándome de mis pensamientos.

-Yo... Emm... Fui por jabón, no quedaba-

-Estaba ahí -dijo señalando otra botella.

-No la... No la vi-

Tranquilízate, Lucía, por Dios.

-¿Tú ya... mmm... Ya terminaste?-

-Sí, por eso vine ayudarte-

-No hace falta-

-No me importa-

Sé puso de nuevo los auriculares y empezó a secar los platos que salían del lavavajillas para guardarlos.

Después de varias horas acabamos nuestra última jornada como trabajadoras en el motel perdido en Nueva York.

-¡Por fin! -dijo- Enhorabuena, Sandoval, nunca creí que pudieras trabajar durante 3 días. Te felicito-

-Eres muy graciosa. -dije irónica y seguí mi camino hacia la escalera que daba a nuestra habitación.

-Vas a seguir ignorándome por lo que pasó antes o...-

-Cállate-

-Sabes que yo no me lo he tomado como algo personal, ¿no?-

-Yo tampoco me lo he tomado en serio. -mentí.

Cuestión de tiempo - Adaptación LUCIALE 🥰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora