Como ya había dicho algunas vez antes de cometer alguna locura, La curiosidad mato al gato.
Abrí la puerta de la habitación muy despacio y con cuidado para no hacer algún ruido, aunque esto fuera peligroso, esta vez pienso hacer las cosas bien y estar muy lejos de la situación que sea en la que se encuentre en la plata de abajo.
Camine por el pasillo silenciosamente, antes de ir me había quitado los tacones para evitar hacer cualquier sonido, cuando llegue a la escalera me agache y me escondí entre la barandilla de esta misma.
No podía ver algo con mucha claridad pero si logre ver como algunos de los hombres de Dante estaban reunidos en la sala, entre ellos estaba Arturo pero no visualizaba a Dante.
Ninguno de ellos hablo, hasta que escuche unos pasos apresurados, me asome un poco mas para ver de quien se trataba y era de el mismísimo Ivanov.
—¿Ya tienen todo listo?—Pregunto.
—Si Señor, solo lo esperábamos—Respondió uno.
—Ya todo esta listo para que acabes con el—Esta vez escuche la voz de Arturo, pero ¿De quien deben acabar? todo esto me ponía muy nerviosa y me asustaba a la vez, no quería pensar que Dante fuera un matón, muchas cosas pasaban por mi cabeza.
Ni modo que jugarían a la tazas de café entre ellos, a veces las personas tienden a hacer cosas, obvio no eso Laurenth.
Deje de estar entre mis pensamientos y preste mi atención a lo que estaba sucediendo allá abajo.
—Vamos.—Escuche decir de ultimo a Dante y vi como todos los seguían afuera de la casa, a penas cerraron la puerta baje aun con un temerosa de que me descubrieran, como hice la primera vez abrí la puerta cuidadosamente y gracias al de arriba no habían guardias protegiendo la entrada.
Cerré la puerta a mis espaldas y empecé a caminar donde quizás ellos podrían estar, efectivamente luego de caminar unos cuantos minutos los encontré y lo que vi me dejo helada.
En la oscuridad vi a Dante y a algunos de los hombre de Dante de pie. Un hombre estaba arrodillado delante de ellos, gritando algo en otro idioma pero podría jurar que suplicando por su vida. Su rosto traiciono el horror y el pánico cuando miro a Dante.
Dante se quedo tranquilo con las manos en los bolsillos de sus sueltos pantalones oscuros. Le daba palmaditas al hombre con una mirada helada y esperaba el final del argumento del sollozo. Cuando se callo, Ivanov le dijo en voz baja una o dos frases, luego saco de su bolsillo de detrás de su cinturón y le apunto en la cabeza.
—!NO!—Grite sin pensar, sin darme cuenta de lo que había hecho, sin pensar en la consecuencias que traería esto.
!MALDICION! pensé.
Todos los hombres de Ivanov se voltearon al escuchar mi grito, menos Dante el seguía apuntando al hombre en la cabeza, sabia que el me había escuchado, el me ha escuchado por eso se había quedado como piedra, sabia que Dante no quería que lo viera de esta forma y por eso me pidió que fuera obediente pero de todo esto, el sabia que no lo iba a ser y quería que lo detuviera.
Asustada camine muy despacio hacia Dante, estaba mas que atemorizada por lo que ahora iba a suceder, y quizás piensen ¿Por que no huye? No podía hacerlo, no quería abandonar a Dante y sabiendo mis circunstancias Dante me iba a encontrar de igual forma.
Al acercarme, los hombres de Ivanov solo me miraban, ninguno se atrevió a tocarme o como siempre, decirme que debo de alejarme, mire a Dante fijamente y fue tan fuerte que Ivanov aparto los ojos del hombre que estaba delante de el sin dejar de apuntarle y me miro. Su mirada era fría e impasible, como si la acción que acababa de cometer no le sorprendiera en lo absoluto.
—Dante.—Pude a penas decir.
—Te dije que te quedaras en la habitación—Dijo entre dientes.
—No suelo obedecer—Conteste—Dante, no lo hagas, tu no eres así—Suplique y luego mire al hombre que estaba arrodillado.
—No puedes decirme que hacer, a mi me obedecen, algo que aun tu no puedes entender—Volví a mirarlo, este no era el Dante que mis ojos habían visto, lo que el mismo me había mostrado, este Dante que ahora veo no es mas que solo un demonio que se encontraba muy enojado con mucha sed de poder.
Me negué—No puedes hacerlo Dante, tu no eres un asesino.
—Quizás no Laurenth, pero el es un pecador y debo castigarlo—Dante estaba ciego, debía hacerlo cambiar de opinión, quería salvarlo aunque me costara mi vida en esto.
—Tu no eres quien para castigar a alguien por sus acciones, nadie lo es, por favor Dante volvamos a la casa y dejemos esto—Suplique, pero lo mirada de Dante se volvió aun mas dura e intensa.
—Ya te lo dije, no puedes decirme que hacer—Con esto ultimo que dijo siguió mirándome y le disparo aquel hombre. Tomo el silenciador y le dio el arma al hombre que estaba a su lado, luego me deslice hasta el suelo.
Trate desesperadamente de tomar aire, pero desafortunadamente sin éxito. Solo podía oír a mi corazón latiendo mas y mas lentamente y la sangre latiendo en mi cabeza, empezó a oscurecerse delante de mis ojos, se estaba bloqueando mi capacidad para respirar. Vi la muerte de un hombre, en mi cabeza como una película feroz desplazada a través de la imagen de un tiroteo. La escena repetida causo que el oxigeno se drenara completamente de mi cuerpo. Me di por vencida en esto y deje de luchar.
Sentí que me movía, quería abrir los ojos, pero no podía levantar los parpados. Se escucharon algunos sonidos a mi alrededor. solo uno claramente me llego:
—Laurenth, respira.
Este acento, pensé. Sabia que me abrazaban los brazos de Dante, los brazos de un hombre que hace un momento le había quitado la vida a alguien. Dante abrió mi boca con una mano y deslizo una píldora bajo mi lengua con la otra.
—Relájate nena, estarás bien.
Después de un tiempo mi respiración se hizo mas constante, mas oxigeno llegaba a mi cuerpo, y mi corazón de un galope loco se ralentizo hasta un tarso tranquilo. Me sentí agotada hasta que me quede dormida.
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Tentación
RomanceLaurenth es una chica centrada y desde que termino su carrera en el diseño de modas a decidido dedicarse toda su vida en el trabajo pero ¿Que sucede cuando se encuentra con Dante Ivanov? ¿Cambiara todo? ¿Encuentra la manera de seguir con sus planes...