Capítulo 20.

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Nos acercamos a un grupo de personas donde afortunadamente los conocía a todos.

Jessi, por la despedida de soltera ella tenia en brazos a una pequeña así que suponía que era su hija, Bruno el hermano de Dante y Fernando el prometido de Key. Saludé a todos a excepción de Dante que solo veía a su hermano Bruno fijamente.

—Hermano nos volvemos a ver, ¿Te gusto tu regalo? Digo te debió de a ver encantado—Dijo Bruno en forma de burla y se acercó a Dante quedando frente a él.

Dante lo miraba muy serio, llevo poco conociéndolo pero podría decir que estaba reprimiendo toda su rabia.

De un momento a otro Dante dejo de tener su mano en mi cintura para luego brindarle un puñetazo a Bruno, este cayó en el piso retorciéndose del dolor tapando con una mano el lugar afectado que era su ojo.

Lo mas preocupante de la situación era que Bruno había empezado a reírse como si Dante le hubiera dicho el mejor chiste que había escuchado en su vida.

Medio salón captaron lo que estaba pasando y estaban impactados por lo que había pasado menos Jessi y Fernando miraban toda la situación con mucho aburrimiento. Yo aun no dejaba de estar sorprendida por lo sucedido.

—Hermano, pegas muy fuerte—Bruno dejo de reírse un poco y se levanto—Pero no lo niegues entre tu y yo sabemos que si te gusto mi regalo—Dijo con diversión.

—Ya deja de decir estupideces Bruno antes de que te vuelva a pegar—Espeto Dante irritado—Madura un poco ¿sí? ¿No te da pena que tu hermano menor te brinde puñetazos?

Bruno lo miro por unos segundos, juraba que estaba pensando en una respuesta concreta.

—Si eso me resulta un poco de diversión y de hacerte irritar de alguna manera, pues no.—Se encogió de hombros y volvió a reír de nuevo. Un Dante ya obstinado, rodó los ojos dándose por vencido hacia la actitud de su hermano.

—Ya basta Bruno, vamos a ponerte un poco hielo en ese ojo—Ordenó Jessi.—Dante, ¿Te encargarías de Luci unos minutos?—Pregunto, Dante inmediatamente cambio su semblante y de una mirada llena de rabia paso a una de ternura y amor.

—Claro, dame a la pequeña—Jessi se la recargo en los brazos de Dante que muy a gusto la recibió.

—Bueno Bruno vamos, no se porque te gusta hacer estas cosas—Suspiro, lo tomo de la mano y se fueron alejando de nosotros.

—Amor es diversión—Se escuchó a lo lejos y me salió una pequeña carcajada.

Cuando volteé a ver a Dante descubrí que habíamos quedado el, la pequeña y yo, Fernando se había esfumado y aun de haber pasado el momento seguía con la incógnita en mi mente.

—Su regalo fue una caja llena de ratas muertas—Me explico Dante a lo que yo puse una cara desagradable—Detesto a  las ratas y el olor en mi oficina perduró por semanas, fue asqueroso.

—¡Vaya! Si que tenias razón en golpearlo tan fuerte—El asintió estando de acuerdo.

—¿Y tu?—Lo mire confundida—¿Te gusta estar aquí?—Pregunto.

—Me encanta, tu familia es maravillosamente increíble—Admití.

—Y esta pequeña lo es más—Dante había empezado hacerle cosquillas a la pequeña Lucí lo cual la pequeña reaccionó riéndose a carcajadas.

—Se ve que te gustan los niños—Mencioné.

—Me encantan y más sin son mis pequeñas— Le sonrió a la pequeña. Dante como podía ser un demonio al enojarse también podía ser, un ser lleno de ternura y amor. Descubrí que eso me mataba de él.

—Ven, veamos el lugar un rato—Me tomo de la mano con uno de sus brazos libres y con el otro sostuvo a la pequeña.

En un par de horas compartimos mucho juntos y con su familia, sobre todo el, demostró como ama a su familia y que le tiene un gran cariño a sus hermanas Britney y Brillet que por cierto son un poco alocadas pero increíbles personas.

Luego nos sentamos en unas de las mesas y pasamos el rato ahí con su familia fue así hasta que Dante tuvo una llamada y se tuvo que retirar unos minutos.

—Y cuéntanos sobre ti Laurenth, sobre tus padres, ¿Eres de aquí?—Me pregunto la señora Amelía, todos los de la familia de Dante estaban esperando una respuesta atentamente.

—Pues, mis padres son divorciados, mi padre vive al otro lado de la ciudad y mi madre viaja por el mundo con su marido—Explique y de Amelia esperaba una mirada de lastima pero fue todo lo contrario me miro con curiosidad igual que todos.

—Entonces ¿Eres independiente?—Preguntó.

—En efecto, aunque vivo con mi abuela desde pequeña, he pesando en vivir a otra parte pero mi abuela y yo somos muy unidas, ella se niega a que yo me vaya de la casa—La señora Amelia me miro con mucha ternura.

—Es muy importante ser unido a tu familia, el pequeño Dante lo veía cada dos veces al año, todos los extrañábamos pero lo importante es que ya esta aquí, va a quedarse al menos un tiempo y compartirá mas con nosotros—Podía sentir el entusiasmo y la alegría que la Amelia ahora me preguntaba si ella sabia cual era la razón por la que Dante no podía estar con ellas.

—Madre, ya debemos irnos debo de resolver algunos asuntos—De un momento a otro Dante llego a nuestra mesa, por la expresión de su cara lo notaba serio y un poco irritado.

—¿Ahora? Aun el evento no termina—Dijo Amelia muy confundida. 

—Lo se, pero esto no puede esperar, prometo de encargarme de esto lo mas pronto posible—Se le notaba en la cara a Dante que detestaba irse y decepcionar a su madre, pero lo entendía eran la circunstancias y quien sabe ahora que habrá pasado.

—Bueno ya que no voy a poder hacer nada para que te quedes—Dijo en forma de rendición—Llámame después—Dante asintió, se acerco a ella y le dio un beso en la sien. 

 —Laurenth, vamos nena.

—Claro—Dije—Fue un placer haberlos conocido, a todos—Me despedí de todos.

—Igual de ti cariño, ven algún día a cenar en mi casa con Dante—Asentí un poco apenada pero a la vez encantada, salió mejor de lo que esperaba, no podía evitar sentirme como una adolescente, salir con Dante a una fiesta de gala haciéndome sentir como una princesa y ahora luego su madre invitándome a cenar. Genial.

—Tu familia es encantadora—Mencione al entrar a la casa de Dante y si me había invitado a quedarme y acepte a gusto. 

—Y tu eres asombrosa, me alegro de que te hayan caído bien—Subíamos a su habitación y aunque fuera pronto no podía esperar al estar con el.

Entramos a su habitación y el se había acercado ferozmente a besarme pero repentinamente se alejo de mi.

—Laurenth, como le dije a mi madre debo de resolver unos asuntos, por favor, por el amor de dios no vayas a bajar a la sala, debo de hacer unas cosas, terminare pronto, a penas lo haga volveré contigo—Tenia la boca entre abierta, no salía nada de mi boca.

—Se obediente, esta vez—Tomo mi mano, me dio un beso pequeño y se fue de la habitación. 

Ahora estaba mas que confundida, era algo mas que eso, mi curiosidad empezó a manifestarse en mi y es obvio que no iba a ser obediente, solo seré mas cuidadosa esta vez. 


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