FIFTEEN

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Tony Stark POV:

Una de las sanadoras me comentó que T/N prefirió irse a su habitación a descansar, me hizo sentido pues ella me contó que la espalda la mataba por la incomodidad de esas camas.

Me encaminé a su habitación, supuse que sería buena idea pasar tiempo juntos pues desde el intento de secuestro de Loki, no habíamos podido cruzar palabra como a mí me gustaría.

Su puerta estaba entreabierta, raro en ella pues detesta ver puertas abiertas, dice que es <<un escalón cada vez más alto a la prohibición de la privacidad>>.
Entré despacio y en el piso encontré un rastro de agua que se dirigía a la ventana, ¿agua? Hielo, derretido. Me apresuré a encontrar a Thor.


— ¡Thor! -llamé su atención-. Thor... -me faltaba el aire.

— Tranquilo, hombre. Respira ¿Qué pasó?

— T/N... -mi respiración se regulaba-. No está.

— ¿Cómo que no está? -su semblante cambió enseguida-. Loki. -corrimos de nuevo por los pasillos hasta los calabozos.


Los guardias no nos permitían el paso, Thor preguntó si había ocurrido algo sospechoso o fuera de lo normal y ellos muy tranquilos respondieron que no. Después de que insistió en que debíamos ver a uno de los prisioneros, abrieron las puertas y entramos corriendo.


— ¡Loki! -alcé la voz.

— Trajiste al hombre de lata. -exclamó con alegría fingida hacia Thor.

— Basta de juegos, ¿dónde está? -se escuchaba fúrico.

— Amanecimos bravas... -sonrió.

— ¡¿Dónde?!

— ¿Dónde está qué?

— No estamos para bromas, Loki. Podría estar en peligro. -añadí.

— ¿Quién? -se enserió.

— ¡T/N!

— ¿Cómo que no saben en dónde está T/N? -frunció el ceño.

— ¡Dinos dónde está, carajo! -me desesperé.

— Thor, si esto es una broma... -apretó la mandíbula mientras lo amenazaba.

— T/N está desaparecida. Su cuarto tiene restos de hielo en el suelo.

— Gigantes de hielo. -dijeron ambos al mismo tiempo.

— Debemos decirle a padre, él sabrá qué hacer. -Thor se apresuró a llegar a la puerta.

— Déjame salir. Debo encontrarla. -¿acaso era... súplica en su voz?

— Haz hecho suficiente, no puedo hacerlo y lo sabes. ¿Cómo me aseguro de que no fuiste tú quien la entregó?

— ¿Es en serio? -rió-. Es más probable que Odín la haya entregado. Yo, jamás le haría daño. -esto último lo susurró.

— Hey. -lo ignoré-. Vámonos, hay que buscarla. -Thor asintió y salimos de ahí.


Nos abrieron las puertas de la habitación del trono. Llegamos sin aire. ¿Quién tiene un castillo como éste y no le pone un elevador?


Es ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora