NINETEEN

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T/N Castillo POV:

— Quiero que te mudes a Malibú conmigo.

— ¿Qué? -pregunté con comida en la boca y el ceño fruncido.

— ¿Qué? -alzó las cejas.

— ¿Mudarme?

— Conmigo.

— ¿A Malibú?

— Sí.

— Tony...

— Piénsalo, no me respondas ahora. -alzó las manos aceptando rendición mientras yo lo miraba con cierta preocupación debido a su posible falta de facultades mentales.

— Bien. -le saqué una sonrisa y después de tomar algo del frutero, salió de la cocina.


Me sorprendió su propuesta, no puedo negarlo.
Sé que le gusto y que quiere tenerme cerca porque en serio le importo, pero creo que un mes es muy pronto como para precipitarme con estos temas. Siento que el tiempo ha pasado tan rápido y lento a la vez que me abruma y a veces sólo me dan ganas de gritar y después destrozar todo. Hacerme a la idea de no volverlo a ver ni siquiera me parecía posible, asimilarlo muerto no era opción para mi corazón y en momento de lucidez o estupidez, —aún no me decido en cuál de las dos— me atrevo a pensar que él sigue con vida, porque lo sé. Lo puedo sentir de vez en cuando.
Siento su esencia en mi habitación, despierto y su olor a hierbas frescas inunda mis pulmones, en ocaciones sé que me observa...

No pienso contarle a nadie, digo, ¿quién no me juzgaría de loca? Además, me diagnosticarían "Duelo complicado" y estaría bajo medicamento controlado como Fluoxetina o Citalopram.

Había preparado chilaquiles pero para ser honestos, no tenía muchos ánimos de comer. Ensimismada pensando en él, sentí que alguien entró a la cocina.


— Castillo.

— Romanoff.

— Siento lo de Loki. -me miró posicionándose al otro lado del desayunador.

— No sé qué decir. Normalmente no sueles tener sentimientos. -me pareció ver una pequeña sonrisa.

— Escucha, entiendo lo complicado que puede ser el amor, el amor no correspondido y lo duro que es lidiar con una pérdida. Puede que sea la última persona de quien lo quieras escuchar, pero si te puedo dar un consejo, sigue adelante.

— ¿Y tú has podido con eso? ¿No te despiertas a mitad de la noche de una pesadilla por haber soñado la escena otra vez? -bajó la mirada-. ¿Ves? Esto es más que un consejo y lo sabes.

— Me preocupo por Tony. Es todo. No quiero que le hagas daño.

— De igual manera, no creo que sea de tu incumbencia.

— Tienes razón, no lo es. Pero si sigues así, sumergiéndote en tu propia miseria, terminarás como él o aún peor.

— No era un villano.

— Lo era para mí.

— Era una persona rota.

Es ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora