El Vampiro Embrujado. || ｢BajiTora」

Curioso vampiro.

Desde el momento en que se conocieron, Baji no sentía la necesidad de beber la sangre del brujo, no le interesaba someterlo para poder tenerlo bajo su control, a sus ojos el brujo era una persona muy importante e intelectual, una maravilla nunca antes encontrada, pero no iba a negar que tenía cierta curiosidad de ver más de su piel, Kazutora llevaba siempre una gran capa con capucha, solo su rostro estaba descubierto con un gran sombrero adornado de pequeñas estrellas que colgaban en los extremos, y si solo se quedaba viéndolo, podía notar algunas marcas sobresaliendo de su cuello, pero no podía descifrar que era porque su capa lo cubría, fácil era preguntar y que lo dejara ver, pero también temía que al permitírselo y ver su cuello desnudo, el cosquilleo en sus caninos aumentara haciendo que perdiera el control y terminara haciendo algo que temía. 

Baji no quería dejarse llevar por sus instintos, y por ello solo se mantenía con la duda sin nada más por hacer. 

—Tu mirada me desconcentra, deja de hacerlo.— Habló mientras leía uno de sus libros, practicando una pequeña runa. 

—Discúlpame, no podía dejar de contemplarte.— Sin vergüenza, comento lo que sentía, podía pasar siglos observándolo y siempre suspiraría de amor. 

Estuvieron algunos minutos en silencio, hasta que el brujo comentó. —Quieres ver lo que tengo en el cuello. ¿No es así? 

El pelinegro de su actitud relajada y coqueta, se puso nervioso en un solo segundo, el rubor subió a sus mejillas, solo asintió sintiendo que era fácil de leer, solo escucho una risa por parte del contrario, aunque le permitiera ver, no podía dejar ese miedo de que sus instintos salieran a la luz. 

—No temas, vampiro bobito.— Desabotonaba un poco su capucha haciendo que bajara un poco hasta sus hombros, dejando al descubierto estos y su cuello. —Siempre me obedeces y traes todo sin objetar, es lo mínimo que puedo hacer.— Al ver como este seguía apartando la mirada, sin intenciones de acercarse o siquiera verlo, se enojó al sentirse rechazado, fue hacia él y tomó sus mejillas haciendo que lo mirara. —Que insolente eres, dije que puedes ver. 

Baji con un mirar temeroso, llevó sus ojos hacia el desnudo cuello del de mechas rubias, sus latidos se aceleraban pero no por ver su piel pálida denuda, sino por el miedo de que sus colmillos cosquillearan y el hambre apareciera, cuando su vista se centro en esa parte del cuerpo, por fin pudo encontrar la respuesta de su duda, el brujo tenía un gran dibujo impregnado en su piel, líneas negras que formaban a un tigre, tenía ganas de delinearlo, pero no queria ser tan atrevido. 

—Hermoso...

Fue en lo único que pensó en voz alta, ocasionando una risilla por parte del de ojos ámbar, al ya no tener la suficiente confianza, volvió a cubrir sus hombros y cuello, yendo hacia su libro y seguir con la practica de la runa, sus mejillas estaban algo rojas. 

Entre tanto Baji seguía magnificado por el bello arte en la piel del brujo, siguió sentado en una silla observando el como enriquecía sus conocimientos, olvidando el darse cuenta que en ningún momento sus instintos le fallaron.