Veinte Minutos
Susan estaba desnuda, tendida sobre el regazo de James. Ella tenía plasmada una sonrisa victoriosa un poco malévola. Poco a poco su plan iba deshilando como una carne bien cocida, con mucha facilidad. Y su mente trabajaba como cualquier compañía de autos creando motores, sin descanso, siempre buscando la perfección. Ella sabía lo que debía hacer, lo que estaba dispuesta a hacer.
— Pronto será el día — susurró abrazando más a James — Pronto podré dormir en paz.
(...)
Colton no se había despertado de buen humor, pero Alec no pudo decir lo mismo. Con el cabello despeinado, ojos traviesos, y sonrisa victoriosa extendía su mano frente a su padre en la mesa mientras cenaban.
Colton rodó sus ojos, y lentamente acercó su mano a su bolsillo y sacó su billetera. Sacó un dólar, y se lo entregó a su hijo.
— Amo hacer negocios contigo, padre.
— No te acostumbres Alec. Tuviste un golpe de suerte.
— ¿No te alegra que todo esté en paz de nuevo?
— Quiero que La Paz que tú llamas, sea consistente. No quiero ver a mi hija llorar un día y reír al otro. Ethan sigue sin agradarme.
La reconciliación entre Ethan y Sally había sido una sorpresa grata para algunos y tediosa para otros. Para Colton fue como ver un reloj carísimo caer al suelo y verlo destrozado, le movió el estómago el saber que su hija había hecho las paces con Ethan. Todo había estado bien hasta que él le dio ese anillo, esa pieza rosa que su esposa tenía. ¿Cómo lo había conseguido si no eran parientes? ¿Tal vez en una subasta? Simplemente desconfiaba de él.
Sally, terminaba su postre mientras observaba a su hermano y padre hacer transacciones.
— No puedo creer que sólo hayan apostado un dólar.
— Hermana, yo sabía que el amor iba a ganar. Sabía que se iban a reconciliar.
— ¿Pero un dólar?
— Papá fijó la cantidad.
— Eso es muy mezquino de tu parte. — volteó a ver a su padre — Chicos, mi relación no es un juego.
Colton no soportó más.
— Hija, ¿De verdad seguirás con él? ¿Le ves futuro a tu relación?
— Claro que sí, además su hijo crece dentro de mí. No hay mucho que pueda hacer, más que estar a su lado. Sabes que lo amo. Y qué pase lo que pase, vamos a estar ligados para siempre. Es algo que ya no podemos evitar.
Colton hizo un ruido con la boca y siguió comiendo. Él no aprobaba esa delación y a su hija no le importaba su opinión.
— Papá, no insistas más. Sally, sabe lo que hace. Y si es feliz, debemos de apoyarla.
(...)
Después de esa cena familiar, Sally se dirigió a la habitación de Ethan. Se encontraba en una llamada. Así que caminó sigilosamente por la habitación recogiendo las pertenencias de Ethan.
Él al ver a su mujer haciéndolo, terminó la llamada de inmediato.
— Mis asistentes recogerán todo. No hagas nada, ven aquí conmigo.
— Tus asistentes no pueden tocar tus calzoncillos, mucho menos verlos. Sería vergonzoso.
Ella se acomodó el cabello, y gateó en la cama hasta estar cerca de él.
— Les pago muy bien, creo que harían excepciones con su contrato a gusto.
Sally decidida, levantó una de sus cejas cuestionando.
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Nosotros Es Igual A Nada 2
RomanceSegunda Parte de la novela Nosotros Es Igual A Nada.