12. Estaremos bien

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Estaremos Bien

Un ruido terriblemente agudo sucumbió los pensamientos de Sally. Sintió un dolor de cabeza que fue bajando con rapidez a su espalda, luego un nudo en la garganta, un vacío en el corazón. Observó a Ethan incrédula, él se miraba tan tranquilo. La miraba fijamente, mientras ella contenía un ataque de pánico.

— ¡No mientas! — gritó ella cerrando su puños. — Me quieres herir, hacerme sufrir como yo te he hecho sufrir a ti.

— ¿Qué derecho tengo para hacerlo? Esto es serio, no miento.

— Quieres que vuelva a ti, la prueba que tengo es que estás aquí y no vas a obligarme.

— Alec me lo confesó, él me contactó. No jugaría de esta forma contigo Sally. Tienes que creerme. Lo prometo, estoy diciendo la verdad.

Sally se levantó y lo enfrentó. Cara a cara. Ambos conteniendo la respiración, con sus corazones heridos.

— Él ya me lo hubiera dicho, Ethan. Recién hablamos ayer. Deja tu ego atrás, y no te rebajes a esto. No mientas más. Me sigues haciendo daño.

— No vine aquí a mentirte. No vine a hacerte daño. Quiero protegerte, estar contigo.

— No regresaré contigo, Ethan. Jamás. Lo nuestro nunca debió de ser. Vete, no te quiero aquí. Solo me haces daño. Sigues rompiendo mi corazón.

Ethan buscó en su bolsillo trasero del pantalón un sobre y se lo mostró. Estaba doblado por la mitad, y contenía tantas verdades. Extendió el sobre con su mano temblando.

— Sally, ¿ves esto? Es una carta. Colton me la envió antes de morir. Está escrita con su puño y letra. Hay cosas que debes saber...

— Él no está muerto. — dijo entre lágrimas. — No lo está.

Ethan lentamente se acercó a ella, eliminando el hilo de rencor y tensión que había entre ellos y la abrazó. La cobijó entre sus brazos, y la arrulló hasta que ella se fue calmando. La volvió a sentir, tan indefensa y pequeña. La había encontrado e iba a luchar por recuperarla.

Meses Atrás

Sally despertó a Ethan entre besos cortos y caricias tiernas. Había amanecido de repente, ni siquiera notaron cuando la noche pasó como testigo de su amor. Estaban bien, se amaban, eran ricos y lo tenían todo, su más grande secreto, era eso, un secreto. "hermanos" eran medios hermanos y estaban tendidos desnudos bajo una sábana. Nadie más sabía, ¿por qué temer? El secreto iba hasta el día de su muerte.

— Vamos a tener que buscar la forma de hacer el amor sin muchas complicaciones, Ethan. Establecer horarios, y posiciones, y hasta habitaciones— dijo Sally alzando su taza de té de manzanilla en el desayuno.

— ¿Hablas porque aún somos libres para follar y porque el bebé no ha nacido? ¿Estás pensando en eso ya?— preguntó observándola enternecido desde su cama mientras levantaba una ceja de manera curiosa.

Sally vestía una camisa de botones blanca de Ethan que había sacado del closet, tenía mejillas rosadas y una sonrisa pícara en su rostro. Ethan por otro lado, tenía su cabello negro revuelto, ojos soñolientos y pensamientos pervertidos.

— Si, leí en un artículo que además de que mis orgasmos son más espontáneos y repentinos, los niños no dejan que sus padres tengan sexo. Los interrumpen involuntariamente cuando están a punto de follar. Y no quiero que eso nos pase.

— Sería una tragedia.

— Que será mejor evitar... No podremos dormir plácidamente al menos dos años.

— Contrataremos niñeras nocturnas, lo siento, pero yo te quiero solo para mi. Cambiaré pañales durante el día, y te quitaré las bragas en la noche. Ese es mi trato.

Sally no reprimió la risa. Y se acomodó junto a él.

— Se que tus negocios están ahora en Nueva York, pero me gustaría vivir en Londres. Formar nuestra familia ahí, sería fabuloso.

Ethan se quedó pensativo.

— Tendré que hacer mucho papeleo. Pero lo consideraré, en serio. Los negocios van bien, estoy probando nuevos mercados y no puedo arriesgarme a dejarlo todo tan rápido. He invertido mucho dinero en esto.

Sally, había comprendido inmediatamente la respuesta.

— Pero — continuó Ethan — creo que por los momentos debemos comprar una casa, casarnos, y cuidar de nuestro bebé.

— Me encanta esa idea. — se acercó a besarlo. — Quiero algo grande, con muchas habitaciones donde los niños puedan jugar y recrearse, una cocina de lujo y un jardín y tal vez una mascota.

— ¿Una cocina?

Ella volteó los ojos.

— Tomaré clases de cocina y tú andarás rogando por mis platillos. Ya verás.

Él tomó una de sus manos y la besó con ternura.

— Perfecto. Cumpliré tus deseos. ¿Por cuál quieres empezar?

— Primero tenemos que salir de este pueblo ¿no crees?

Ethan asintió.

— Me gustaría que habláramos sobre nuestro asunto, Sally. Sería lo mejor, después no tendríamos que volver a mencionarlo. Sólo sabremos tú y yo.

— Y así será por siempre. No somos medio hermanos, solo dos desconocidos que se besaron en el elevador de un edificio e hicieron el amor sin protección en un departamento, nada más.

— ¿Segura?

— Estoy en negación, y así quiero permanecer toda mi vida. Si yo trato de olvidarlo, tú también.

Él tomó su rostro, era tan sereno y tierno. Sabía perfectamente que ocultaba su ansiedad y dolor. Sabía que oprimía esos sentimientos por amor a su hijo en camino y porque no quería lastimarlo. ¿Pero cuánto se estaba lastimando a ella misma?

Sally lo besó, fue un besó lento y pasional. Beso que decía "Estaremos bien" "Todo se perdona" "todo se olvida" y un tal vez "volvamos a hacer el amor"


N/A

Hola, personas.

Espero estén bien,

Gracias por todo,

Sus lecturas, sus comentarios.

Por todo.

Los quiero.

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Nosotros Es Igual A Nada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora