°06°

869 92 1
                                    



El lugar al que nunca fuiste (4/4)

"Quizás" una palabra que viene después de hacer un hecho, cuando dudas de lo que haces.

En este momento por primera vez, dude.

¿Estuvo bien como reaccione? ¿No hay una mejor manera de hacer las cosas? Quien sabe, son respuesta que hasta el día que muera no sabré.

Entendí que en esta vida, todo pasa por algo y lo que no pasa, también es por algo.

Por ello hay que creer en el camino que uno va; porque si comienzan a dudar, todo y cada una de las cosas se desmoronan.

—Hermana ¿En dond estamos?— la voz de Leonie me saco de mis pensamientos.

—¿Por? ¿No te gusta el lugar?

—¿Qué? ¿Bromeas? Es hermoso— sonreí cuando lo vi meterse en el pequeño lago donde estábamos.

Un hermoso paisaje de montañas nos abrazaba, lejos del Ducado o mejor dicho lejos del imperio. Una pequeña isla por la costa sur del imperio era donde nos encontrábamos.

Mientras que Lío jugaba, con un pequeño hechizo hice que apareciera una pequeña tienda para dormir esta noche en ella, con otro hechizo hice que apareciera comida.

Luego de un rato Lío habló—¿La extrañas?— lo observé por unos segundos, sabía por quién preguntaba—yo ni siquiera la conocí así que no puedo decir si la extraño o no, pero en cambio vos, si.

Mí vista estaba centrada en el cielo estrellado.

—No lo se, paso tanto tiempo que nunca me puse a pensar en ella.

Exactamente, habían pasado 11 años, la misma edad que actualmente Lío tenía.

Lo que ocurrió ese día no me lo perdonaría jamás, ni yo y ni ellos. Quizás si fue mí culpa como decían todos, porque fui yo la que quiso parar en medio de la nada a ver unas flores.

Pero jamás me imaginé que una bestia aparecería justo ahí.

En ese tiempo, ya no hablaba, pero cuando vi una flor que me hizo recordar a mí padre pedí que pararán el carruaje. Mí madre antes de decir que si, la dudo un poco, así que ni bien freno el carruaje, bajé lo más rápido que pude para tomar la flor pero antes que pudiera agarrarla Melanie la tomo.

Recuerdo muy bien la expresión que tenía en la cara, era de desagrado, como si no le gustará dicha flor pero sin ni siquiera dudarlo se dio la vuelta donde estaba madre y sonriendo hablo

—Mira mami— le extendió la flor— es roja, como los ojos de papá.

Y ante que pudiera decir algo, madre ya estaba cargando en sus brazos a Melanie, sonriendo orgullosa pero al dirigir su mirada en mí, esa sonrisa desapareció como si anteriormente no hubiese estado sonriendo.


—¿Terminaste? Ya debemos irnos— asentí con la cabeza pero antes que llegara a estar a la par de ellas, un lobo más grande que el carruaje se interpuso entre ellas y yo, el lobo me daba la espalda, lo único que recuerdo son los gritos de mis hermanos, sangre y todo se volvió negro.







|narrador omnisciente|







En el momento en que la niña entro en acción, la familia retrocedió con peor miedo que al ver a la bestia. La mujer que sostenía a la otra niña en brazos, la sostuvo con más fuerzas, mientras que los otros dos jóvenes de la familia que esr día las acompañaban, se agarraban de la pollera de ella, en sus cabezas tan solo pasaba el pensamiento de como era posible que ella tuviera esos ojos. 

No habían escoltas acompañando, era simple: era ir y volver.

¿Que había fallado?

La niña perdió el control completo de sus poderes, ocasionando que la madre tratando de proteger a sus hijos, usara su cuerpo como escudo. No era la intención de la niña lastimarla, de hecho trataba de protegerla, pero al no tener control, al matar a la bestia sin darse cuenta la hirió.


Mientras que la mujer sangraba por la espalda casi ya en su lecho de muerte, los niños estaban inconscientes por el impacto de los poderes de la niña. Pero en ese momento la jovencita no sabía lo que había sucedido y tampoco había tiempo para pensar, cuando había más de diez lobos del casi mismo tamaño que el primero, rodeandolos.

Sin pensarlo, la pequeña niña de tan solo siete años tomo una de las espadas de sus hermanos y sin temor alguno, se enfrentó a cada una de esas bestias.

Su cuerpo se movía en armonía al utilizar la espada.

Si alguien la viera pensaría que ya hacía un tiempo que manejaba la espada.

Pero eso era una equivocación, era la primera vez.

Pero la niña no era consciente de que su padre había llegado y observaba cada una de sus acciones. Tanto ella como su ropa se mancharon por completo de sangre y cuando por fin termino de matar al último, se percató de los guardias y de él.

Saco de un tirón la espada del cadáver muerto de la bestia y miro sobre su hombre a las personas que se encontraban detrás de ella.

Sin decir nada, apunto hacía el lugar donde el cuerpo muerto de su madre estaba.

Lo que no sabía la niña era que después de ese día, las cosas iban a terminar peor de lo que ya estaban.


Hasta la mañana de su cumpleaños número diecisiete, que fue cuando todo cambio.



•| Anhelo |•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora