-¿Esto es Slytherin?- cuestionó una joven chica de aparente 17 años, llevaba un vestuario de mercenaria negro, el cual sólo dejaba ver sus ojos de un extraño color verde rojizo.
La joven miraba con indiferencia la estructura del castillo y el pueblo desde su caballo, estaban llegando con su caravana desde el reino de Gryffindor ya que era momento de que los reyes prrsentaran a sus herederos.
-Así es y espero te comportes, Delphini- pidió el robusto hombre de cabellos rojos.
La nombrada chisto, pero decidió obedecer ya que celebrarán una cacería dentro de unos pocos días para conocerse mejor, no era de su agrado tener que ir a esos lugares pero su puesto de heredera Gryffindor le ponían difíciles las cosas. Siguió a su maestro y tutor hasta llegar a las puertas de la ciudad, su mirada caía sobre los habitantes del reino y no pudo ver diferencia a como era en su pueblo. Había tiendas y comerciantes, al igual que casas, cantinas y otros tantos negocios que no quería mirar en ese momento.
Las personas se hicieron a un lado al reconocer la caravana del monarca de Gryffindor, sabían que era una reunión entre todos los reyes del continente Hogwarts para dar a conocer a sus herederos. Esperaban que los años de paz durarán para siempre después del desagradable suceso con Lord Voldemort, quien, para el completo agrado de todos, había muerto hace décadas atrás a manos de los magos que lo enfrentaron.
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-¿Estas listos, Jade?- preguntó el noble hombre de cabellos negros mientras miraba por la ventana la llegada del rey Gryffindor.
Suspiro al pensar que no habrían momentos de paz en cuanto ese ruidoso pelirrojo pisará el castillo, giro su cabeza al joven de pelo negro y ojos singulares. Nunca supo como fue que se dieron esos colores que estaban en armonía en sus ojos, pero agradecía conocerlo ya que el joven era un gran heredero por sus poderes innatos.
-Estoy listo, Maestro- el joven Jade miró con curiosidad la caravana, era un rasgo característico de él ya que poseía un corazón benevolente a pesar de las cosas, a menos que lo enojaran porque poseía un carácter un tanto cruel ante las maldades.
No sabia el origen de Jade, solo que vivía en un orfanato en su ciudad, tenía tres años cuando lo encontró y decidió instruirlo al ver como su magia estaba en armonía con él. Era un gran chico, solo un poco ingenuo pero era astuto, algo que debió haber heredado de sus padres biológicos.
-Vamos, el ruidoso de Godric ya debió de haber llegado- instó gruñón murmurando sobre leones molestos.
Jade soltó una risita, su maestro podría decir que no aguantaba al monarca pelirrojo pero sabía que le agradaba cuando lo visitaban, era la primera vez que vería a la princesa Delphini y esperaba poder llevarse bien con ella y los otros herederos.
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-¡Helga!- se escucho el alegre grito en el salón.
-¡Godric!- respondió de igual manera la monarca de Hufflepuff.
Rowena, la reina de Ravenclaw, los miró con una sonrisa en sus labios, esos dos siempre eran sentimentales en sus reencuentros y despedidas. Saludo a su amigo al verlo sonreír le, no la abrazaba porque sabía que no le gustaban los abrazos.
-¿Cómo has estado?- preguntó Rowena a su ruidoso amigo.
-¡Muy bien! Es fantástico saber que podemos reunirnos de nuevo- la alegre voz de Godric la hizo relajarse ante los acontecimientos que pasarían después.
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Caminos Entrelazados
AcakDelphini y Jade eran dos chicos muy diferentes y que nunca iban a tener que hablar más allá de las negociaciones, pero al parecer tenían un pasado que no conocían y un padre quien fue temido por todo el continente Hogwarts. Saberlo décadas después f...