007. un tecito remojado

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Cuando Summer entró a la habitación que compartía con Hermione (y otras dos chicas que no conocía), se dio cuenta que ya tenían elegidas las camas. Y, lamentablemente, le tocaba la cama justo al lado de la ventana. Vaya mierda.

Una chica rubia y cara de orto, miró a Summer con el ceño fruncido.

―¿Tú eres Summer Parks? ―preguntó, y Summer taparse los oídos por su voz de pito.

Summer alzó una ceja.

―¿Y a ti que te importa? ―gruñó.

―¿Qué te pasa, loca? ―espetó la chica que estaba a su lado.

―Loca tu mamá en tanga ―respondió Summer sin siquiera pensar que iba a decir. Pero no se arrepentía.

―¡Eres una maldita puta! ―chilló la rubia.

Summer sonrió ladeando su cabeza.

―La que no es puta, no disfruta, cari ―se burló.

El rostro de la rubia se volvió rojo de furia y vergüenza, y sin decir nada, se acostó en su cama, y Summer no la volvió a escuchar, por suerte. Después de ponerse su pijama, se acostó y se acomodó, y se quedó dormida.

―Summer... Summer.

Summer frunció el ceño al oír una voz femenina que la llamaba. No era Harry, estaba segura.

―¿Hermione? ―balbuceó Summer al reconocer la voz―. ¿Qué te pasa? Es de madrugada.

―Vamos a llegar tarde, Summer, levántate y salimos las dos ―explicó Hermione.

―Espera ―murmuró Summer―. Uno, dos... tres. Ahora sí.

Dicho eso, agarró su uniforme y entró al baño. Pasados los cinco minutos más largos en la vida de Hermione, Summer salió con una sonrisa.

―¿Vamos? Tengo hambre ―pidió Summer.

Hermione se rió entre dientes.

―Vamos ―sonrió.

Cuando llegaron a la sala común en sí, vieron a Harry y a Ron sentados, esperándolas.

―Tardaron mucho ―se quejó Ron, levantándose.

―Culpa a Summer, Ron ―contestó Hermione―. Tiene el sueño extremadamente pesado.

―Es un don ―se burló Summer―. ¿Qué tienen ahora ustedes?

―Yo tenemos adivinación, ¿te metiste a ese curso, cierto? ―contestó Harry.

Summer asintió con una sonrisa. Luego de varios minutos caminando, llegaron al salón de adivinación.

―¿Así son todos los aulas? ―le preguntó Summer a Harry en voz baja.

―No, este es raro ―contestó Harry usando el mismo volumen.

Summer, Harry, Ron y Hermione se sentaron alrededor de una mesita.

―Bienvenidos a la clase de Adivinación ―dijo la profesora cuyo nombre Summer no sabía―. Soy la profesora Trelawney. Seguramente es la primera vez que me ven. Noto que descender muy a menudo al bullicio del colegio principal nubla mi ojo interior.

Summer mordió su labio para no reír y abachó la cabeza para ocultar su sonrisa llena de burla. Nadie dijo nada.

―Así que han decidido estudiar Adivinación, la más difícil de todas las artes mágicas. Debo advertirles desde el principio de que si no poseen la Vista, no les podré enseñar prácticamente nada. Los libros tampoco les ayudarán mucho en este terreno. ―Al oír eso, Summer se dio cuenta que Harry y Ron miraban con burla a Hermione, la cual parecía preocupada al oír que sus preciados libros no le iban a servir de mucho―. Hay numerosos magos y brujas que, aún teniendo una gran habilidad en lo que se refiere a transformaciones, olores y desapariciones súbitas, son incapaces de penetrar en los velados misterios del futuro. Es un don reservado a unos pocos. Dime, muchacho ―dijo de pronto a Neville (así se llamaba, ¿verdad?), que casi se cayó del cojín―. ¿Se encuentra bien tu abuela?

―Creo que sí ―contestó Neville tembloroso.

Trelawney habló un poco más hasta que explicó la actividad de ese día: era básicamente tomar una tacita de tecito y ver los restos que queden en el fondo de la taza a ver si tienes suficiente esquizofrenia para ver algo ahí y no solo té remojado.

Cuando Summer dio un sorbo a su té, casi lo escupe.

―Que asco... Profesora, ¿tiene azúcar?

―No, querida ―contestó Trelawney.

Summer gruñó y tomó el té aguantando las ganas de escupir o vomitar. O ambas. Cuando por fin vio los restos de té, ladeó la cabeza.

―¿Qué ves? ―le preguntó Harry a Summer con interés.

―Una masa de té completamente deforme ―contestó Summer.

El aroma del lugar le daba asco; sentía el fuerte olor del incienso.

Harry se rió.

―¡Ensanchen la mente, queridos, y que sus ojos vean más allá de lo terrenal! ―exclamó Trelawney.

Summer gruñó.

―Me quiero ir ―se quejó en voz baja y mirando a Harry―. Este lugar huele a mierda y esta señora cree que tenemos algún tipo de esquizofrenia y que podemos ver figuras en el resto de un té.

Cuando Harry se rió a carcajadas, Trelawney se acercó a los chicos.

―Déjame ver eso, querido ―le dijo a Ron. Luego empezó a hablar de que tenía un enemigo mortal y que tenía peligro en su camino, pero de pronto, soltó un grito de horror y miró a Harry con pena―. Mi querido chico... mi pobre niño... no... es mejor no decir... no... no me preguntes.

―¿Qué es? ―preguntó Summer de inmediato.

―Querido mío, tienes el grim ―contestó Trelawney.

Summer agarró la taza con brusquedad y la miró fijamente, luego miró su taza y se dio cuenta de algo: ella también tenía el grim.

―Pero, profesora, yo también tengo esa figura rara... mire.

Trelawney se puso aún más pálida.

―Tienen al grim, ambos ―dijo―. ¡El perro gigante y espectral que ronda por los cementerios! Mis queridos chicos, se trata de un augurio, el peor de los augurios... el augurio de la muerte.

Summer miró a Harry sin expresión alguna.

―Bueno, si vamos a morir, al menos moriremos juntos.

✦:: lowlife❜ ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora