Capitulo 4

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Por primera vez, siete años tarde, se dio cuenta de las palabras que Naruto le dijo hace años "creo que tendremos que casarnos antes de que la ciudad se dé cuenta del porque lo hacemos" tal vez... no, seguramente, si no se hubiera embarazado no se habrían casado. Su marido dormía tranquilamente en la cama a su lado mientras Hinata no tenía la mínima posibilidad de descansar entre la tormenta que se había vuelto su mente, su única hija entró llorando en la habitación, Naruto se levantó y le dirigió una sonrisa hermosa para después tomarla en brazos y acariciar su cabecita.

—¿tuviste una pesadilla, amor? —preguntó Naruto adormilado aun con la hermosa sonrisa dedicada a su princesa

La nena asintió dejando de llorar en cuanto su padre le empezó a hacer cosquillas, la risa hermosa de su marido en este momento le parecía la cosa más molesta en este mundo ¿Cómo podía engañar a la pequeña que es su adoración?.

—¿quieres dormir aquí? —lo único que salió de los labios de su madre se asimilaba más a un regaño que a tiernas palabras posteriores a la pesadilla de un niño.

De nuevo Hima asintió y se acostó entre sus padres, Naruto en voz baja le contaba un cuento de hadas mientras repartía besos por todo su rostro, la pequeña reía e imitaba a su padre lanzando besos al aire y esperando que este los atrapara.

—papi—comenzó con miedo y duda, su voz no suena muy segura— ¿alguna vez me mentirías?

Con una gran sonrisa en los labios Naruto negó con la cabeza.

—Te prometo que siempre tendrás la verdad y sólo la verdad

Un nudo en la garganta de la castaña le hizo imposible respirar con normalidad y antes de darse cuenta ya se encontraba llorando por las mentiras que su marido es capaz de decir con tal de quedar bien y lo fácil que le es mentir, se sintió acorralada pensando en el tiempo que pudo haberle estado mintiendo, AÑOS, tal vez desde que conoció a Naruto Uzumaki todo ha sido una mentira.

—papi, ¿cómo conociste a mamá? —la pequeña tenía los ojos cerrados está al borde de quedarse dormida pero aun así espera la respuesta de su padre.

—conocí a tu mami un día en una fiesta de la escuela, tu madre era la mujer más hermosa del lugar y con una perfecta sonrisa ya me tenía a sus pies rogando sólo porque su mirada se encontrará con la mía y de pronto sucedió, tu mami me sonrió, me acerqué a ella y la abracé, después bailamos en ese preciso momento en que la Luna iluminó su rostro me di cuenta de que ella era la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida.

Hinata se levantó y salió de la habitación con la excusa de necesitar un vaso de agua, fuera de la habitación se permitió llorar con tranquilidad lamentando las mentiras de su marido y la facilidad con la que había caído en ellas.

Con la poca cordura que le quedaba se dirigió al cuarto del menor dé sus hijos y se sentó en la silla destinada para cuidar del pequeño, sin intención alguna de regresar durmió en el incómodo lugar en donde, al menos, no compartía la cama con su peor enemigo.

                                                                      [...]

El día siguiente su marido e hijos salieron con total normalidad a sus actividades diarias, de nuevo se quedaba sola en casa; el sonido de la puerta abriéndose la regreso a la realidad, dirigió la mirada al reloj colgado en su pared 8:30 a.m. a esa hora no debía haber nadie en la casa, claro a excepción de ella, bajó las escaleras encontrando a Naruto en la sala de estar revisando unos papeles, este se encontraba sentado con todos los documentos regados sobre la mesa, Hinata se acerca con lentitud a su esposo y se sienta a su lado.

Consecuencias de la infidelidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora