-Porque soy un esclavo.
El hombre que me mató lo dijo y se rió. Después del cuarto regreso, en la quinta vida, tomé una decisión.
¡Detendré al hombre que causó la Guerra Continental y me aseguraré de sobrevivir!
-¿¡Qué es lo que necesitas!?
-Déj...
Porque no podía salir de su boca para decir que le había cortado el cuello una y otra vez. Cryer realmente no le tuvo compasión. Solo mirando esos ojos que atravesaban la noche oscura como boca de lobo sin la luna que no se podían leer en absoluto. En la última regresión, y ahora...
—Creo que necesitas ayuda.
—¡Mi mente está bien! ¿Y por qué hablas con respeto de nuevo?...¡No! ¡No te vayas!
A pesar de la desesperada insistencia, Cryer no se detuvo. El instinto de Olivia susurró. Si lo dejaba ir de aquí, esta vida también estaría en sus manos. Ella quería vivir. Entonces, decidió hacer todo lo que pudiera. Pero no sabía que atraparía su pierna tan rápido.
—¡Qué es lo que necesitas!
Olivia corrió hacia él y agarró la pierna de Cryer, la causa de la Guerra Continental, quien estaba tratando de salir de la habitación secreta.
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Pero a Cryer no le importaba, y Olivia fue arrastrada.
—Déjame ir.
—¡No!
Cryer, que caminaba hacia la puerta con ella colgando de una pierna, abrió la boca mientras miraba a Olivia, quien estaba expresando su voluntad de no soltarse incluso si moría.
—Déjame ir.
—¡No! ¡Cuánto necesitas! ¡No, qué necesitas! ¡Hagas lo que hagas, no empieces una guerra!
Cryer, que se había acercado a Olivia con un ligero suspiro, se detuvo ante sus siguientes palabras.
—¡Esclavo! No sé qué tipo de contrato es, pero lo terminaré...¡Ay!
Olivia no pudo terminar sus palabras y se encontró con los ojos de Cryer, que se habían convertido en el abismo. Gruñó, inclinando la cabeza hacia la nariz de Olivia.
—¿De quién escuchó que soy un esclavo?
—Eso...hip. hip. hip.
De repente, la distancia de él era casi nula, y Olivia se tapó la boca con ambas manos ante el hipo que le salía sin darse cuenta, y solo le temblaban los hombros. Cryer la miró profundamente, revelando sus feroces dientes.
—¿Quién eres? Tu.
—¡Una paloma de la paz!
...Una...Paloma...La voz de Olivia resonó en la habitación. Cryer miró a Olivia por un momento con una expresión indescriptible en su rostro. Rápidamente agarró el brazo de Olivia y lo levantó.
—¿Qué acabas de decir?"
—Eso...Paloma de la Paz...Un símbolo de paz...
Cryer se adelantó, arrastrándola y luego la dejó en el sofá. Cryer, que tenía sus brazos alrededor de ella para que no pudiera escapar, susurró.