Capitulo 4

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Mu no tolero la crudeza del tratamiento al cual sometieron a su omega, sabía que era lo mejor para ellos y había visto la clase de felicidad que tenían todas las parejas en Edén, aunque no había visto demasiados niños en los jardines o en las casas, tal vez, aún eran parejas demasiados jóvenes.

Pero aun así, aquellas palabras "Van a matarme" fueron demasiado para él, y lo amaba, realmente lo quería, le fascinaba su cuerpo, su piel morena, sus músculos torneados, cada parte de ese omega lo volvia loco y aun asi, de vez en cuando, buscaba compañía en otros brazos, pensando que Aldebarán no se daría cuenta de eso.

Era tan dulce e inocente, pero Milo no lo era, seguramente fueron sus palabras aquellas que lo convencieron de separarse y sabía que no le agradaba a ese omega tan rudo, tan desubicado, siempre trataba de apartarlos cuando lo cortejaba, no creía en sus buenas intenciones, a pesar de que era el día de su boda le dijo a su omega que en el momento en que lo deseara podía llamar e iría a recogerlo.

Mu era el heredero de una familia poderosa, era extranjero y había decidido realizar un viaje de conquista junto a su amigo de la infancia, su nombre era Shaka, era un alfa de cabello rubio, decían que era la reencarnación de Buda, aunque no creía que Buda se comportara como él.

Sabía que sus respectivas familias estaban buscando un omega con quien enlazarlos, así que deseaban probar la libertad, los brazos de un omega y toda clase de placeres, llevaban casi un mes de aquella vida, lo habían pasado de maravilla, eran sin duda los mejores años de su vida.

Ellos estaban en un antro, buscando algún omega que seducir, Shaka no estaba interesado en ninguno por el momento, el se encontraba bebiendo un coctel largo, con tres colores diferentes, uno que llevaba vodka, Shaka con una bebida de color blanco con un trozo de piña y una cereza.

-Parece que esta noche será muy aburrida.

Mu asintió algo distante, no había nada de su gusto en esa acalorada noche, así que sólo suspiró pensando que ya era tiempo de regresar a su hogar y aceptar cualquier omega que su padre hubiera decidido era el mejor para sus negocios.

-Si, tal vez...

Le molestaba esa idea, la de sentar cabeza cuando habían llegado a divertirse y pasarla bien, llevando sus brazos detrás de su cabeza con un fuerte suspiro, pensando que era demasiado raro que hasta el momento nunca hubiera conocido al omega indicado, riendo de pronto por su forma de pensar, acaso se estaba comportando como esos alfas salvajes que buscaban sin detenerse un compañero, esos bastardos cursis que pensaban en el amor a primera vista, en el aroma de un omega ideal, los lazos invisibles y las almas gemelas, que eran demasiado estúpidos o simples.

-Tal vez deberíamos buscar en un lugar diferente...

Shaka negó eso, ese lugar les ayudaba a mantener cierto anonimato, así que solamente debían esperar por alguno que fuera el indicado, sin embargo, ya era el momento de salir de allí, estaban hambrientos y quería probar algo de la comida mundana de esa ciudad, que se veía bastante desagradable para un vegetariano como lo era él.

-Vayamos a comer algo antes de que parezcas un alfa desesperado por compañía.

La realidad era que los alfas, especialmente aquellos como Mu y Shaka que eran educados para pensar que eran la élite, lo más valioso de esa sociedad y aplaudían su falta de remordimiento, les pedían no dejarse llevar por sus instintos protectores, pero si aquellos depredadores, aplaudiendo el que usaran a un omega como una herramienta para su placer, más que como un compañero, esperaban que dejaran mucha descendencia, pero no siempre tenían que hacerse cargo de ella.

-Veamos alguna hamburguesa o algo parecido, aunque se ven completamente asquerosas.

Mu encontraba extrañas esas palabras, para que deseaba comer una hamburguesa si sabía que no iban a gustarle, aunque sabía que Shaka pensaba que lo mejor era conocer la cocina del lugar, aunque esta se viera tan extraña.

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