Capitulo 11

115 13 3
                                    

Kanon no tenía que estar presente para saber que aquello era obra de Hades Heinstein, de sus enemigos era el único interesado en matarlos, tal vez, el único que pensaba que ellos podían ser más que un dolor de cabeza si se lo proponían, y vaya que esperaban destruirlos desde sus entrañas.

Solo fue por puro milagro que Saga fue informado por un benefactor, un sujeto llamado Ares, quien les había presentado a otro más que no deseaba el dinero por su silencio, aunque tampoco lo necesitaba.

Ema era su nombre, quien les veía fijamente desde su mansión en esa costosa zona de la ciudad, a donde habían llevado su pequeña camioneta, Saga había llegado con él, Kanon acompañaba a Milo, quien había aceptado realizar ese trabajo, necesitaba salvar a Aldebarán del peligro.

-¡Ese hijo de puta!

Hades era un hombre que debian temer, alguien a quien debian respetar, era su enemigo y era poderoso, la clase de bastardo que podía apuñalarte por la espalda después de invitarte la cena, darte la mano o brindar por ti.

-Sabe que no me detendré hasta recuperarlo, por eso hace todo esto…

No era el único que destruiría lo que fuera por recuperarle, el último elemento era Ema, el no dejaba de pensar en Kasa, él había sido bueno con ellos cuando ya tenía un renombre, les había conseguido una oportunidad y ni siquiera lo recordaba, ni siquiera sabía que eran ellos a quienes ayudó.

-No eres el único, Kanon, no te sientas tan especial.

Kanon respondió con una sonrisa burlona al anciano Hakurei, cruzando sus brazos delante de su pecho, Saga se sentó a su lado, esperando que no iniciara una discusión por culpa de su hermano menor.

-No podemos perder tiempo, Ema nos dijo que Ares quiere reunirse con nosotros mañana mismo, en su mansión.

Se reunirían con él, pero al mismo tiempo, tenían que empezar a moverse, porque habían secuestrado a otros dos omegas, un músico y un psiquiatra renombrado, así que lo mejor sería seguir con sus planes, ingresar en Edén cuando lo esperaban, conversar con Ares después.

La información o la ayuda que Ares deseaba entregarle era dudosa, no sabían que tanto les ayudaría, así que, Camus, que era el único que podía mantener la mente fría, decidió que debían hacer.

-Lo mejor es que ingresemos a Eden, tu y Kanon se reunirán con él, para poder seguir tomando decisiones.

Estaban de acuerdo, no podían dejar de moverse, porque alguien más deseaba unirse a sus fuerzas, aunque no sabían, a quien habían tomado que pudiera importarle en lo más mínimo a Ares, algún amante, algún ser querido, algún conocido.

-Hable con Degel, nos recogerán en dos horas, creyeron mi mentira, piensa que me importa mucho más el dinero que mi omega… por alguna razón, piensa que tu eres mi omega.

Milo asintió, eso les convenía, además, qué más podía hacer, con quien podían acudir, no creía que los medios oficiales se atrevieran a ayudarles en nada, ni siquiera para buscar a sus seres queridos.

-Bien, no tenemos nada mejor que hacer, supongo…

*****

Hefesto marcó el número de Ares, no se había comunicado con él desde que le preguntara porque aceptaba ese trato, había escapado por sí mismo, había buscado ayuda legal, acudido a todas partes, pero apenas después de varios años, consiguió una orden, emitida por un juez, para que no se acercara a su lado.

Sin embargo, no recibió ningún castigo por casi matarlo y casi le obligan a tomar una terapia, para que pudieran comprender si deseaba separarse o no, si quería mantenerse a su lado, ya que era su omega.

Eden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora