Capítulo 13

77 7 4
                                    

Eden.

Capítulo 13

Hefesto abrió los ojos en un cuarto de hospital, estaba amarrado a los barrotes de la camilla, con un suero ingresando en su cuerpo a través de una intravenosa, e intentó liberarse, sin lograrlo, escuchando un chasquido, deteniendo sus movimientos inmediatamente, sin atreverse a verle siquiera, porque sabía quién era esa persona.

-Te ves muy bien, Hefesto, mucho mejor que antes, debo decirlo.

Amor acarició la mejilla de Hefesto con las puntas de sus dedos, las heridas recibidas en su fuga, las que su alfa le provocó e intento no temblar debido al miedo que sentía, pero le fue imposible cuando sus dedos siguieron su camino en dirección de su pierna.

-Estas marcas son mías, al igual que tu, y esto es mucho más profundo que una mordida, aunque... aun así pienso morder tu cuello de nuevo.

Amor beso su mejilla con cierta delicadeza, recorriendo el interior de su muslo con las puntas de sus dedos, escuchando un gemido de sus labios, no era placer, pero el alfa pelirrojo lo vería de esa forma.

-Esta noche estaba programada la terapia de otro afortunado omega, pero... puedo ser egoísta y tomar su sitio, aún tenemos tiempo para tratarle.

Hefesto no suplicó, no dijo nada, únicamente escuchó las ruedas de la camilla moviéndose y sintió como empezaba a dirigirse a esa sala blanca, dónde sería sometido a esa tortura que decían era una terapia de pareja.

-Existen prioridades...

A diferencia de Mu, Amor se sentó en el sillón blanco, poniéndose cómodo y abriendo una botella de champagne, de la cual se sirvió una copa, tomando un chocolate que estaba en una mesita.

-Existen rangos.

*****

Kasa fue el último en llegar al punto de reunión, Angelo fue el primero y Milo, aparentemente a regañadientes, llegó para hacerles ver qué nada de lo que imaginaban estaba pasando, aunque era el único que realmente comprendía lo que sucedía en ese sitio, en esa cárcel.

-Ese rubio, algo le pasa, a todos los de aquí algo les pasa...

Susurró Kasa, notando que los omegas, todos ellos estaban limpiando las ventanas, con los mismos movimientos, como si fuera un juego de rol, un npc, algo irreal y comenzaba a pensar que no quería el divorcio, únicamente deseaba marcharse de ese sitio.

-Tal vez lo único que están haciendo es limpiar su casa...

Angelo se encogió de hombros, no estaba seguro de eso, había algo muy malo en ese sitio, el comportamiento de los omegas era anormal, como si estuvieran condicionados a realizar esas tareas, como si hubieran sido entrenados, pero no se imaginaba como fue que lo hicieron.

-Aquí es...

No había coche alguno en la entrada y estaba seguro de que el alfa estaba afuera, realizando alguna clase de tarea, tenía cara de ser un hombre de negocios, este Señor Heinstein.

La puerta estaba abierta, no había seguro alguno y simplemente ingresaron con cuidado, tratando de encontrar al omega rubio, que no estaba presente en la cocina, en las ventanas o limpiando cualquier cosa.

-No lo veo...

Susurró Kasa, deteniéndose frente a un cuadro inmenso de la pareja, Hades estaba de pie vestido con un traje negro, a su lado se encontraba su esposo, cargando a un bebé en sus brazos, una criatura de cabello rubio, como si fueran una familia feliz, hogareña y perfecta.

Había otras fotografías del mismo alfa, de pie a lado de otras celebridades y personas que habían visto en periódicos, en las noticias, parecía un tipo importante, aunque no estaban seguros de quién era en realidad, a Kasa no le interesaban las noticias, Angelo estaba sumido en sus estudios del comportamiento humano cada hora de su vida.

Eden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora