Texto 2

5 0 0
                                    

Corría el año 1489. Y tras mucho tiempo habiendo intentado quedarse embarazada, una madre cualquiera de familia no muy bien puesta; sin muchas tierras, más bien poco terreno y con la comida justa para sobrevivir, dio a luz a una preciosa niña.

 Un denso y sedoso pelo rubio, un rubio tan deslumbrante como el propio sol, un amarillo tan claro que el trigo envidiaba aquellas cabelleras. Ese río que pareciera ser enviado por la deidad más bondadosa de todas.
Poseía, además, una sonrisa amable, con unos rojizos y grandes labios.

Pero esta pequeñaja poseía una singularidad, puesto que tenía los ojos cubiertos con una enorme sábana negra. Semejantes a dos piedras de obsidiana, no tenía nada más que dos maldiciones en medio de una harmonía sin igual de rostro. 

Nadie comprendía qué pasaba, si habían ofendido a Dios o si el diablo más poderoso de todos se había metido dentro de la barriga de aquella contrariada madre.

El padre, ya agotado de tantos años de trabajo, había caído enfermo. A pesar de los grandes e inhumanos esfuerzos de aquella madre abandonada por la fuerza, su amado esposo, con el cual llevaba comprometida desde los 10, ahora con tan solamente 25 años de edad, había perecido entre fiebres, dolores, angustia y tristeza.

Ella con 26 ya no servía para cualquier matrimonio, algún hombre viudo. Mas la vida no perdonaba, y con 26 se veía demacrad:, pechos caídos de alimentar a aquella bestia tan hermosa, fama de bruja, ningún hombre querría casarse con ella. 

La madre, devastada por toda aquella circunstancia, pero grata con aquel regalo que le había dado su marido antes de partir, decidió nombrarla Ava, puesto que significaba vida.

Los años pasaban, y la corte hablaba sobre aquella criatura horrorosa de ojos negros. Allí se discutía sobre si era un ángel, un demonio, una bruja o una aberración de la naturaleza que nuestro señor quiso castigar.

— Es una cría todavía... ¡No puede ser una bestia!

— Esa "cría" está en edad fértil, perfecta para comprometerse.

Lástima que durante esa conversación, decidí dejar este relato.

Es malo, ¿verdad? Como muy cliché... mejor, démosle le vuelta.

12 de junio de 1940:

Por mi cumpleaños me han regalado este cuaderno. Últimamente no tengo ningún pasatiempo, así que podría escribir en él. Soy Ava, nacida en el año 1929, en Alemania. En plena Segunda Guerra Mundial, represalia y Holocausto, hemos de tener cuidado si queremos salir con vida. Últimamente, el ejército nazi anda entrando a las casas, a saber para qué.
Se traen algo muy malo entre sus corruptas manos: la gente desaparece sin casi aviso, no tienen tiempo ni de despedirse de sus seres queridos...
Nadie sabe nada. 

Para mi familia los tiempos son difíciles... al ser ju

10 Textos, Si Sé Contar (Libro Experimental)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora