Texto 7

4 0 0
                                    

"Recibí tu correo, Ceo.
Estos 15 días que no vamos a tener clase adelantaré el material que me mandaste. De hecho, ya le eché un vistazo, pero hay ciertas cosas que no entiendo. En el archivo que va adjunto, no solo están los ejercicios resueltos, sino que, también hay ciertas dudas que tengo. Muchas gracias. ¡Feliz verano también!
3 de julio, 11:37"

"Gracias por dedicarme este tiempo extra en clase hoy. Perdón por ocuparlo. Aún así incluso, tengo dudas. ¿Podrías ayudarme mañana con los ejercicios? Se me están complicando...
8 de agosto, 15:43"

"Te agradezco mucho todo este tiempo, ha sido divertido y he aprendido un montón. Te pareces al pulpo amarillo de un anime que te mencioné... ¿Serías ese pulpo a cambio de ser el mejor profesor del mundo? Ten en cuenta que tu vida amorosa se reduciría a 0... XD
15 de septiembre, 19:08"

"Aquí tienes los PDFs del temario, ejercicios y modelo de examen que dejó la profesora en el aula virtual. ¡Gracias!
26 de octubre, 19:14"

"Ya hice el examen. Mañana te digo como me salió y si me dieron una nota. ¿Me podrías preparar unos ejercicios para el próximo temario? Creo que me podrían ayudar, te dejo el nuevo PDF por aquí.
4 de noviembre, 10:23"

"Por fin acabé la evaluación... Necesitaba un descanso... El jueves te digo las notas finales de tus asignaturas, ¡ya nos veremos!
12 de diciembre, 14:28"

"Gracias por esta última clase... Es una pena que te vayas. La carta que te di, ya puedes abrirla. Muchísimas gracias por todo, fuiste el mejor profesor que he tenido nunca. <3
9 de enero, 20:49"

"—Y eso fue todo lo que le dije.
—Vaya... ¿Y qué ponía en la carta?
—Nada muy importante."

"Querido Ceo:

No muchas veces me abro hacia ti sobre cómo me siento. Y es por eso que decidí hacerlo en una carta. Me gustaría que leyeras esto con pausa y detenimiento. Es algo muy importante para mí.

Ahora mismo estoy en mi escritorio, redactando esto. Se me pasa por la cabeza las mil y una historias de lo que te podría haber dicho, y así, quizás, con suerte, serías mi amigo. Pero he de decir que lo veo un poco imposible.

Hace desde ya un tiempo que siento que necesito tenerte cerca, y puede que sean cosas mías, pero hay una pequeña parte de mí que dice que tú también. No en un sentido romántico, no me malinterpretes. Soy consciente de que soy menor de edad y, además, tú tienes tu vida perfectamente hecha a estas alturas. Sino, más bien, en un sentido amistoso. Creo que te gustaría, no quizás tanto como a mí, tertuliar conmigo sobre la vida.

Con este pequeño escrito no busco una respuesta, aún si me encantaría tener una. Busco la tranquilidad en mi conciencia, porque no me quedaría tranquilo de saber que no he sido completamente sincero contigo, y es eso lo que te mereces realmente.

Si por algo puedo decir sin miedo que quiero llegar a ser como tú, es por tu ética y tu manera de vivir la vida. Es envidiable cada aspecto de ti. Me gustaría decir que soy tan honrado como tú, tan buena persona como tú, tan gracioso como tú, tan talentoso como tú... Sin embargo, todo el mundo sabría que estoy mintiendo como un bellaco. Yo no sé ser como tú. Y, además, dudo que, en general, cualquier otra persona sepa serlo.

No quiero mentirte, me hubiera encantado recorrer un camino kilométrico a tu lado. No obstante, soy consciente de que, de cualquier manera, no estaría bien. Repito, nada de romanticismo, ni si quiera me interesan esos temas ahora.

Hablarte de lo que siento hacia ti, al final, me resulta incorrecto. ¿Pero qué debería hacer? Siento que voy a explotar si no te hago saber nada.

Lo cierto es que me preocupa de sobremanera llegarte a poner incómodo. Causar malos efectos en ti es de las cosas que más me asustan en este mundo. Alguien como yo no debería llegar a atentar a alguien tan perfecto y ejemplar como tú, tan así, que hasta tus defectos tornan en virtudes. Eres como un sofista, con la diferencia de que tú no necesitas manipular a nadie.

No eres, ni serás  en la vida, consciente de la cantidad de poemas que te he dedicado desde que vi por primera vez tu rostro. Aquel fatídico septiembre, ¡cómo lo recuerdo! 
Sentía que me estaba muriendo.

Todo lo que te estoy describiendo es como muy abstracto. Como si estuviera siempre a punto de ir al punto importante. Pero ya te adelanto lo siguiente ahora: no hay punto importante. Ya me conoces, soy así de disperso. No sé ni cómo has sobrevivido todo este tiempo habiéndome conocido. Soy un desastre. No he de mentir.

Igualmente, no quería terminar esta carta sin previamente decir una verdad incómoda, tal vez, incluso, que no debería decir. De cualquier manera, ahí va: te quiero. Te quiero mucho, además.

Atentamente y con todo el cariño del mundo,

Artai." 

Pobre mi yo de 15 años... ojalá haberle entregado aquella carta a tiempo. Antes de que Cale desapareciera. Antes de que yo dejara de existir. Antes de que todo el sentido que tenía la vida, desvaneciera.

10 Textos, Si Sé Contar (Libro Experimental)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora