AARON MOSELE.
Tuve que haberme quedado en mi habitación, tuve que quedarme ahí porque si bien ya me tenía enfermo las ganas de acercarme a la pelirroja, el verla beber y bailar al ritmo de la música, con el sudor pintando su cuello y el nacimiento de sus senos lo hace todo incluso más difícil.
Tengo la polla dura, no he sido capaz de detenerme con los tragos y el tener el alcohol en la cabeza está haciendo de las suyas en mi sistema. Verla me provoca, me excita, me altera y no creo poder contenerme por lo que me hago a un lado abandonando el bar.
Siento el cuerpo tan tenso, tengo ganas incluso de jalármela pero sé que ni siquiera eso será suficiente porque mi cuerpo clama por contacto piel a piel y no precisamente con cualquier mujer y eso me pasa por comportarme como un maldito acosador, porque apenas Carissi me dijo que Sawyer vendría me convencí a mí mismo que solo la vería de lejos y lo estaba logrando, pero la sed de poseerla es tan grande y potente que debo respirar profundo y calmarme ahora que no la tengo en mi campo de visión.
Voy de un lado al otro en la oscuridad que me rodea cuando veo su cabellera roja. Busca en la oscuridad y mi instinto perverso me hace sonreír porque vino por mí, me grita mi mente. Para confirmarlo me muevo hacia la salida trasera dejando la puerta abierta unos segundos antes de salir a la oscuridad de la noche. El viento seco me golpea el rostro, la falta de luz en el callejón trasero me permiten ocultarme a un costado mientras una parte de mi mente me dice que no es tan idiota, que no venía por mí sin embargo cuando las bisagras rechinan y la puerta se abre, incluso en la oscuridad puedo ver el fuego que le recorre la melena.
Debería entrar en razón, debería quedarme en silencio y dejar que se marche pero soy lo suficientemente idiota como para tomarla por detrás. El exquisito aroma que desprende su piel me obliga a cerrar los ojos para disfrutarlo más, el calor que desprende me pone mil veces peor de lo que estaba y es el razonamiento el que me abandona en estos momentos porque no soy más que deseo.
Aprieto la piel de su cadera desatando el gemido que me provoca una sonrisa. Ella también me desea.
—¿Acaso es una acosadora, teniente Sawyer?—jugueteo con ella.
Mi cuerpo reacciona al suyo, a la falda corta que me da el acceso necesario para separarlas con la mía llevándonos a ambos hacia la puerta. Su espalda se arquea refregando su trasero en mi muslo poniéndome a mil.
—Le hice una pregunta—me obligo a decir.
Inhalo el olor de su cabello admirando el fuego que tanto deseo tener enredado entre los dedos.
—Creo que tiene algo para mí—dice con la voz cargada.
—¿Qué podría tener yo que sea de su agrado, teniente?
De repente se voltea y sus ojos verdes provocan un golpe invisible en mi pecho azotando, creando un sentimiento que hasta ahora no había conocido, entones me quedo sin aire al sentir su mano apretando mi polla por encima del pantalón.
Es exquisita, hermosa, una completa diosa y quisiera admirar su bello rostro más tiempo pero son sus palabras las que me mantienen en silencio.
—Esto, Mayor Mosele, solo esto—musita en voz baja. Tiene la decisión en la mirada, la determinación de no dejar nada a medias y aquello me la pone aún más dura. —¿Acaso el gato le comió la lengua de repente?
Muevo la cadera permitiéndole más acceso a la dureza que no deja de acariciar haciéndome perder los sentidos y la razón porque olvido que soy su superior, su jefe, el hombre que debería endurecerla para que afronte con firmeza la vida en el ejército y no ser le hombre que le provoca jadeos y tener los pezones erizados.
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Entre Infieles y Perversos (AQS#6)
RomanceDicen que nada aumenta más la lujuria y la sed de pecado que lo prohibido, y eso Aaron Mosele lo sabe muy bien. Y es que al regresar después de una misión de meses, con nuevo rango y un nuevo trabajo, no pensó jamás que se encontraría a alguien como...