Observa desde las gradas cómo sigue diligentemente la rutina de ejercicio que le ha implementado. Aprecia cómo los rayos del sol pegan directamente en su piel ligeramente bronceada y ésta misma va adquiriendo destellos dorados. Admira cómo sus brazos y parte de su espalda se flexionan hasta tensarse, logrando que sus músculos se contraigan. Le ha indicado a él y sus demás compañeros realizar una serie de ejercicios como parte de su entrenamiento para poder hacerles frente a esas molestas maldiciones. En el fondo sabe que el entrenamiento impuesto es solo una excusa para poder contemplarlo sin lucir sospechoso. Se concentra tanto en él que puede escuchar claramente los pequeños gemidos que salen de su tierna boca a causa de la presión que ejerce al momento de agacharse. Su estudiante ha cambiado las lagartijas por las sentadillas cómo le había indicado por lo que puede observar claramente cómo los músculos de sus piernas y muslos se marcan deliciosamente. Ejerce su rutina con destreza, sin mayor esfuerzo y sin mostrar un ápice de cansancio. Verlo tan concentrado lo deja embelesado. Es adictivo. No puede dejar de verlo. Su vista esta vez se enfoca en las gotas de sudor que empiezan a iluminar parte de su rostro y cuello. Poco a poco siente que le falta el aire y su cavidad bucal ya no segrega saliva como normalmente debería. Da un trago fuerte. Necesita algo que pueda saciar la sed que en estos momentos tiene por culpa de la deliciosa imagen que está frente a sus ojos. ¿Y es que cómo un joven puede verse jodidamente seductor mientras se ejercita?
Mira atentamente cómo el chico toma su botella de agua y le da un gran trago, su manzana de Adán se desliza de arriba hacia abajo y de la comisura de sus labios empieza a escurrir un poco de aquel líquido refrescante. Y él solo puede pensar en que es otro tipo de líquido el que escapa de su boca.
Su mente una vez más le pasa una mala jugada, no puede evitar tener pensamientos eróticos cuando se trata de él. Desea tanto pasar su lengua sobre las perlas de sudor que reposan en su cuello y que van bajando, muy probablemente, hasta su firme pecho. De pronto, imagina que es él quien lo hace sudar y gemir pero por otro tipo de esfuerzo más placentero. Piensa que en cualquier momento podría tener una erección si continúa con esa línea de pensamientos, pero es un experto mostrando un rostro sereno a pesar de no estarlo e inhala profundamente tratando de controlarse.
Afortunadamente los demás estudiantes no se percatan de que su mirada únicamente se encuentra fija en aquel muchacho de melena rosada, tal vez gracias a sus gafas de sol o porque simplemente están muy inmersos en sus ejercicios como para prestarle atención a un profesor que lleva sospechosamente demasiado tiempo viendo hacia la zona de entrenamiento.
Idiotas, si estuviesen más alertas y pudiesen ver sus ojos directamente se darían cuenta de la mirada voraz que le dirige a su estudiante.
Agh, qué frustrante. Ese chico no tiene idea del cúmulo de emociones que le provoca verlo y escucharlo de esa forma. Sería catártico para él poder poseerlo como requiere. Le viene tan mal cada vez que lo ve ejercitarse. No recuerda en qué momento empezó a verlo de esa forma hambrienta, solo sabe que su «poderoso amiguito»-situado en su entrepierna-se pone duro cada vez que lo ve haciendo algún esfuerzo físico. Quiere hundirse en él, penetrarlo, perforarlo, requiere realizar toda acción que implique adentrarse entre sus piernas.
Espera que aquel chico no se percate por la intensidad de su mirada y de ese modo seguir gozando de tan maravillosa vista. Este momento es glorioso para él porque así puede observarlo todo lo que quiere y como quiere, creando múltiples escenarios donde lo hace suyo. Como si lo hubiese invocado, el chico de cabellos rosas alza su cabeza hacia donde él se encuentra y le dedica una radiante y genuina sonrisa. Ah, no puede evitar querer comerle la boca a besos y saborearlo tan profundamente con su lengua. Su Yūji luce tan angelical cuando sonríe, ajeno a los deseos impuros de su querido profesor, y Gojō solo quiere que le muestre otro tipo de expresiones, algo más placenteras.
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Sed Insaciable [GoYuu]
Romance«Siente cómo su boca se seca cada vez que lo ve sudando mientras hace su rutina de ejercicio. Desea tanto pasar su lengua sobre las gotas de sudor que cubren su cuello. Es como si de repente tuviese una necesidad insana de beberlo, de poseerlo. Nece...