Si Yūji tuviese que describir a Gojō Satoru fácilmente diría que es genial, divertido, confiable y sobre todo súper fuerte. No solo porque él mismo se hace llamar el «hechicero más fuerte». Tuvo la certeza de que su profesor no mentía cuando se enfrentó a Sukuna, y lo reafirmó cuando presenció su enfrentamiento con Jogō y bueno, muchas veces más.
Ha podido corroborar que su profesor no es como los maestros de sus anteriores escuelas y que sus métodos de enseñanza no son los mismos. Satoru trata que sus explicaciones sean amenas y fáciles de entender para él. No se dedica a menospreciarlo o regañarlo por no saber acerca de la hechicería, al contrario, con paciencia y unas palmadas en su cabeza le explica lo esencial de ese nuevo mundo.
Para Itadori, su sensei es increíble por el simple hecho de vencer maldiciones sin mostrar ni una sola vez estar en aprietos luciendo genial. Tal vez es algo ególatra pero no le importa, de hecho le gusta que tenga tanta confianza en sí mismo, es decir, pudo apreciar su gran poder tras ese enfrentamiento con «Cabeza del Monte Fuji» a pesar de que esa maldición parecía ser muy fuerte. Admira tanto a su sensei que él tampoco cree que exista alguien que pueda vencerlo algún día.
Ha pasado el tiempo suficiente con Gojō,-y éste a su vez le ha mostrado que puede confiar en él-, como para demostrarle una devoción incuestionable. Después de todo Satoru se convirtió en su salvador al brindarle una oportunidad de seguir viviendo y no ejecutarlo en el instante que se le ocurrió ingerir un dedo de una maldición de grado especial.
Piensa que su sensei es tan carismático, gracioso e inteligente que para Yuji no había nadie mejor que él para entrenarlo y enseñarle todo acerca del mundo jujutsu. Los momentos en los cuales tienen que cumplir con sus papeles de profesor y estudiante respectivamente son entretenidos y gratos para Itadori. Con todo su esfuerzo trata de aprender rápidamente para convertirse también en el más fuerte.
No quiere que nadie más sufra debido a sus equivocaciones.
Conoce sobre cómo su sensei interceptó por él ante los mandamás para dejarlo vivir hasta que consumiera los veinte dedos de Sukuna, e incluso supo cómo Satoru se molestó tanto al saber que había muerto a causa de una trampa por parte de los altos mandos y que no pudo hacer nada para evitarlo porque justamente lo habían enviado a una misión para que no pudiese interceder. Evidentemente sus acciones lo hicieron sentir conmovido. Le hicieron pensar que no estaba tan solo y a la deriva como había creído. Todo el tiempo se había estado sintiendo desconectado, creyendo que únicamente valía como sacrificio. Desde que murió su abuelo, jamás pensó habría alguien más que se preocupara por él, que velara por su seguridad e integridad como persona. Únicamente fue su preciado profesor.
Gojō fue como un bote salvavidas en medio del mar tempestuoso en el que se encontraba.
Ah, ingenuo Yūji. No deberías idolatrarlo tanto.
No fue difícil hacer click casi al instante de conocer a Satoru. Pudo comprobar que sus personalidades eran similares. Aunque varias veces pudo notar su comportamiento infantil y actuar como si nada le importara, también pudo ver de cerca su actitud sensata y protectora cuando la situación lo requería, principalmente cuando se trataba de él. Puede ver y sentir cómo su sensei lo cuida y lo protege; y si es sincero no puede evitar que su corazón dé un pequeño revoloteo cuando le muestra esas facetas.
Probablemente la metáfora más cercana para describir su relación con Gojō es la de un moribundo en medio del desierto que frente a sus ojos aparece ese majestuoso manantial para saciar su sed y así, salvarlo de no morir. Por supuesto Yūji piensa que él es el moribundo y su adorado profesor el majestuoso manantial.
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Sed Insaciable [GoYuu]
Storie d'amore«Siente cómo su boca se seca cada vez que lo ve sudando mientras hace su rutina de ejercicio. Desea tanto pasar su lengua sobre las gotas de sudor que cubren su cuello. Es como si de repente tuviese una necesidad insana de beberlo, de poseerlo. Nece...