CAPÍTULO 9 "EL ÚLTIMO DÍA"

78 47 11
                                    

Este capítulo contiene un tema serio, pero hablo contigo al final de este mismo 

[...]

—Eso de satisfacer tus impulsos sexuales con David era broma, pero creo que te lo tomaste muy en serio — bromeó Norma al otro lado de la línea.

—No es algo que yo haya planeado ¿sí? — contesté pasando el cepillo por mi cabello.

—Bueno, pues yo digo que al carajo el chico de la estación de autobuses — exclamó — ya tenemos a David ¿Qué más quieres? No vamos a esperar a un desconocido cuando podemos ir a las ligas mayores.

— ¿Podemos? — pregunté dejando el cepillo en el lavabo de manos.

—Bueno, en singular — se aclaró la garganta —no vas a esperar al desconocido cuando puedes ir por las ligas mayores — hizo una pausa — ¿Feliz?

—Sí — contesté —, pero no creo que sea buena idea "ir por David" — hice énfasis en las comillas.

— ¿Por qué? — cuestionó.

Solté un gran suspiro. Por alguna extraña razón no me agradaba la idea.

—David Hernández es solo de una noche.

— ¿En serio? — Hizo una pausa — ningún hombre se resiste a una noche, debe de haber algo, no solo follaron porque sí, debe de haber algo detrás.

«Sí, solo follamos porque sí»

—También hubo un beso — solté.

Ella no contestó y casi pude ver su cara de "¿es en serio?"

—Jimena, cuando follas hay besos — dijo con obviedad.

—Ya lo sé — contraataqué —, pero este fue un beso diferente, no fue lleno de pasión, este me transmitió cariño — estoy segura de que en ese momento sonreí inconscientemente.

—Un beso — a pesar de no verla de frente, pude imaginar que tenía la mano derecha en la barbilla — interesante.

—Sí, bueno yo ya me tengo que ir a desayunar.

— ¿A las 11 de la mañana?

—Cada quien desayuna cuando quiere ¿de acuerdo? — me defendí.

—Muy bien de todos modos yo tengo que trabajar.

— ¿Prefieres hablar conmigo que trabajar? — Curveé la ceja — ¿Qué opina Alex de eso?

—Sí y Alex no lo sabe y no tiene por qué saberlo.

—Vale, no me meto — alcé las manos en forma de rendición.

—Adiós.

—Adiós ¡y trabaja! — grité.

—Eres la menos indicada para decirme eso — se quejó — Tú se supone que ibas a un trabajo para que la empresa no quebrara y te acostaste con David.

«Punto a su favor»

— ¿Qué dices? — Pregunté, fingiendo que no la oía —Se corta la llamada.

—No finjas, sé que me escuchaste.

—No te entiendo nada Norma.

—Por el amor de dios Jimena, te sale muy mal.

—A lo mejor se va a cortar la llamada.

— ¡NI SE TE OCURRA COLGARME, JIMENA COR... — y colgué antes de que terminara.

«Norma me va a odiar.

Ya sé, pero no me importa»

Me dirigí a la cafetería de siempre, pedí un café americano y un sándwich, mientras esperaba mi pedido revisé mi celular, estaba viendo la agenda de ese día, ya que era nuestro último día en Washington y por consecuencia nuestra última reunión, estaba tan concentrada pues el apellido de los dueños se me hizo conocido.

La noche que te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora