"Estoy descontrolada, gracias a ti. Y es como nieve en la playa, raro, pero jodidamente lindo"
—Taylor Swift.
Desperté en medio de la madrugada, me moví en mi cama y busqué a David con el tacto, pero me sorprendió no encontrarlo, así que abrí los ojos y me rasqué la punta de la nariz cuando no lo encontré en la cama.
— ¿David? — pregunté por lo bajo, pero era obvio que no estaba ahí.
Me moví en la cama y me di cuenta de que solo llevaba mis bragas encima, reí al recordar que, tan solo unas horas antes habíamos tenido sexo.
Cuando me levanté y me puse mis pantuflas de vaca casi me caigo con la camisa de David, la cual estaba tirada junto con toda su ropa. La levanté y me la puse, no quería ir con los pechos de fuera, me acomodé el cabello y caminé fuera del cuarto.
Al salir me di cuenta de que la luz del pasillo y de la sala estaban prendidas. Cuando llegué a la sala vi a David sentado en la mesa del comedor con su computadora enfrente de él, iba con un pants verde y una playera de manga corta.
Me acerqué a él y lo tomé de los hombros, haciendo que él diera un respingo.
— ¿Qué haces? — pregunté cuando se quitó un audífono.
—Nada, amor, estoy haciendo algo del trabajo, es un balance.
Me senté a lado de él y miré su computadora, tenía una hoja de Excel abierta.
—Pero son casi las 3 de la mañana — dije.
—Lo sé, pero necesito hacer esto — respondió y se levantó los lentes que usaba para no dañarse la vista y tallarse los ojos.
—Entonces te acompaño — exclamé levantándome de la silla — voy a poner el café.
Avancé un poco, pero él fue más rápido y me tomó de la mano.
—Mi amor, no hace falta — dijo y me tomó de la cintura para pegarme más a él mientras seguía sentado — sabes que me encanta que me consientas y me apoyes, pero no hace falta, tienes que dormir, mañana tienes que ir a trabajar.
—Tenemos — le aclaré y él soltó una risa ronca que hizo que me cosquillara el cuerpo.
—Tenemos, pero ya es tarde.
—Entonces vamos a la cama — ladeé con la cabeza señalando el pasillo, pero él negó.
—Entiendo que quieras estar conmigo, pero no quiero que mis descuidos te afecten, y más a ti que duermes cómo oso.
Lo miré con los ojos achicados y él me soltó de la cintura para entrelazar su mano derecha con la mía.
—Juro que no me tardo — me aseguró dándome un beso en el dorso de la mano, yo hice un puchero cuando me miró y le acomodé unos cabellos que salían por su frente.
—Pero no quiero que te desveles — balbuceé como niña chiquita.
—Últimamente estoy disperso y no he trabajado como debería.
—Sí, lo he notado.
Él suspiró y se separó de mí.
—Solo quiero volver a mi yo de antes, olvidar todo esto, es... complicado — susurró y bajó la mirada, apenado.
Me puse en cuclillas y lo obligué a mirarme.
—Lo sé, pero voy a estar para ti, sabes que siempre que lo necesites, tal vez sea mala consolando, pero los brazos de tu novia siempre van a estar listos — le abrí los brazos y él sonrió.
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La noche que te conocí
Teen FictionJimena Cortés, diseñadora en jefe de una de las revistas más importantes de Nueva York, ella vive su vida de la forma más normal posible, pero será en una noche lluviosa en la que conocerá a aquel hombre. Él, es un simple desconocido para ella, pero...