¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─ ✦ ─ Paulo pov
Solamente a Dolores se le ocurría invitar a su casa a dos desconocidas, pero quién era yo para negarle eso si estaba de visita.
La verdad es que habíamos pegado buena onda con las chicas y creo que era obvio que Lautaro le quería entrar a una, se notaba pero no sé si ella estaba entendiendo todas las indirectas porque traía un pedo encima que no se reconocía ni ella misma.
Entrando a Laguna Larga había un control policial, la tranquilidad que estaba manejando se fue al carajo y por un momento temí quedarme sin la camioneta, que encima no era mía sino de la mamá de los chicos. El oficial me hizo señas de que parara y me entró el nerviosismo al cuerpo.
- Luli, callate y no digas nada - dijo Cande.
- Buenooo.
- Shh.
Bajé la ventanilla del auto y el oficial empezó a controlar quiénes estaban en el auto. Si me pedía el carnet de conducir cagaba, vivía en Italia por ende ni tenía el de acá.
- ¿Dybala? - preguntó.
- El mismo.
- Nooo ¿Me puedo sacar una foto con vos?
- Si, obvio.
Me saqué una foto con el policía y estoy seguro de que en esa foto se me notaba el miedo que tenía.
- Siga no más.
Sin entender nada asentí y puse en marcha el auto de nuevo. Dos segundos después empezaron a hablar los demás.
- ¿Qué onda? ¿Quién sos? - preguntó Luli.
Sentí como Candela le pegaba un codazo.
- Paulo Dybala - respondí mirándola por el espejo.
- No, ni idea.
No sabía si ofenderme o sentirme aliviado de estar con dos desconocidas que me consideraban un desconocido también, es decir, casi siempre me cruzaba con personas que sabían todo de mi pero yo ni los registraba. Esta vez todos estábamos en la misma.
En menos de cinco minutos ya habíamos llegado a la casa de los chicos, entramos los cinco y Dolores empezó a prender las luces.
- Bueno, vos Lautaro anda a buscar hielo y esas cosas. Yo pongo música - habló Dolo.
Lautaro se fue a la cocina con Luli y Dolores estaba ocupada tratando de conectar el celular al equipo de música. Un poco incómodo me metí las manos en los bolsillos del pantalón mientras esperaba que alguien hablara, pero como la boluda de mi sobrina se quejaba de que no encontraba que poner, fui yo el que tuvo que hablar.
