III

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C H A P T E R    T H R E E

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C H A P T E R    T H R E E

después del desastre



LA CHICA MIRABA HACÍA EL SUELO CON NERVIOS, y no era porque tenía a su lindo senpai de tercer ayudándole a desinflamar su mejilla, no ―aunque si se tratará de otra situación, estaría muerta de los nervios por la cercanía―, desde hace cinco minutos tenía aquel semblante al ver a Sawamura darle la reprimenda de su vida a Hinata y Kageyama, le hizo helar la sangre, se dejó como nota mental: jamás hacer enojar a Sawamura-senpai.

Lo último que vio cuando miró al frente, fueron los rostros del pelinaranja y ojiazul sin procesar el hecho que el capitán los había "desterrado" de gimnasio.

― ¿Qué tal te encuentras Oshima-san? ¿Ya no te duele? ― Preguntó el peliblanco con un tono de preocupación, antes de poner una pomada en la mejilla de su kohai.

La ojigris soltó un 'estoy bien, sólo arde un poco' apenas audible para su curador, Kaéde sentía que si hacía un sólo movimiento en falso terminaría junto a sus compañeros de primero, y ella no se había perdido cuatro veces para llegar al gimnasio para que luego la echarán. Koushi suspiró.

―No te preocupes, Daichi no te echaría.― Respondió Sugawara a su inquietud, ¿lo había adivinado? Sí, pero es que era notable a kilómetros. ― Al menos no si un balón te golpea.― Susurró.

― ¡Oye, muévete! ― El gritó exaltó a la chica, haciendo que diera un brinco en su asiento, así asustando al mayor.― ¡Me llevaré bien con este chico! ¡Por favor déjeme participar en el club! ― Bramo hipócritamente Kageyama, cuando hacer menos de quince segundos arrojo al mencionado al suelo.

― ¿Lo dices de verdad? ― Volvió a hablar Daichi a través de la pequeña abertura que hizo, dejando una vista, eh, comprometedora a los de adentro del gimnasio.

―Antes de cooperar con este chico en un partido.― Se escuchó desde afuera a Kageyama. ― Preferiría recibir, rematar y levantarla yo solo.― Por lo menos fue sincero.

Oshima cerró los ojos con pesadez, creía que lo que decía Kunimi y lo que llegó a escuchar decir de Kindaichi era una exageración, al parecer ella pensó mal al creer que el armador había cambiado desde su último partido.

La ojigris había asistido a una gran parte de entrenamientos cuando asistía en Kitagawa, para así ser acompañada por su amigo-no amigo: Kunimi, al vivir relativamente cerca ambos aprovechaban para caminar juntos a la escuela ya fuera de mañana o de tarde. Oshima a veces tenía la costumbre de esperar al de cabello lacio haciendo trabajos en las gradas, con la excusa de que su madre llegaría tarde a la casa ―cosa que era verdad―, para así pasar tiempo con el chico.

BALÓN ━haikyuu!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora