𝐁𝐀𝐋𝐎𝐍. ❝Son tan lindos, que me quiero morir.❞
Algunas personas le tienen miedo a cosas insignificantes como al tamaño, al silencio, a los peces y luego están las personas que le tienen una pizca de miedo a los balones, digo, ¿a quién no le darí...
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C H A P T E R T W O
karasuno
― QUE SUERTE QUE HAYAMOS QUEDADO EN LA MISMA CLASE. ― ALEGRÓ EL RUBIO.
La castaña soltó una monosílaba afirmando, aún se le dificultaba caer en la nueva realidad en la que vivía. Parecía que de un día para otro se había mudado de Tokio a Miyagi y justo empezando la preparatoria, según ella era un desbalance en su vida. Cuando en realidad ya tenía unos meses más residiendo fuera de la capital.
Aunque mirándolo por el lado bueno había llegado al primer día de clases idóneamente para adaptarse, no como en su tercer año en Kitagawa Daiichi dónde no consiguió más que una sola amistad en la escuela al llegar a medio ciclo escolar, aunque bueno, Oshima no podría decir con certeza si Kunimi Akira y Kindaichi Yuutarou la consideraba como una amiga.
Acerca de la elección del Karasuno poco le había interesado fuera cual fuera la escuela, con que estuviera su familiar y el uniforme fuera lindo era más que suficiente para ella. Más agregando un club de voleibol quedó satisfecha. Eso sí, tendría que tomar un tren para llegar.
Caminaron fuera del salón que se les había asignado encontrándose con invitaciones a los distintos club's de la escuela por los pasillos de está, así aprovechando, se separaron para buscar uno de preferencia. En caso de Yusuke buscaría el de fútbol, mientras Kaéde intentaría encontrar alguno de voleibol, no le importaba si era el masculino o femenino, al final de cuentas sólo trabajaría como mánager.
Para su fortuna una chica hermosa, de ojos azules y cabello azulado oscuro, estaba entregando folletos del club del deporte de interés de la ojigris. Con timidez ―cuando salió de su embelesamiento, de lo bella que era― le preguntó por el puesto de mánager, matando dos pájaros de un tiro al ser la chica que tenía de frente, sin mucho la ojiazul le respondió todas las dudas a su kohai, dejándola más tranquila.
―Si el puesto te interesa, ve al gimnasio dos cuando terminen las clases, ahí te veré para que te adaptes mejor al equipo.― Habló amable Shimizu, ya no tendría por qué preocuparse de buscar su reemplazo cuando se graduará. ―Aquí tienes un formulario para que lo llenes y así, solicitar oficialmente el puesto, ya en el gimnasio continuamos con lo demás.
La menor asintió con sonrojo en las mejillas, nunca antes había conversado con una chica tan linda. Desafortunadamente el tiempo se terminó, por ende ya no podría socializar más con su linda senpai.
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