Capítulo III

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“YO VIVO POR TU AMOR”

AUTORÍA: Soniache

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Mientras, en estos días, Armando y Betty se han estado conociendo, contándose sus aficiones, almorzando juntos en la oficina, trabajando codo con codo, acudiendo a citas de negocios juntos, sacando a EcoModa del agujero en el que lo habían metido ellos dos.

Aquella mañana, Armando estaba apoyado en su coche esperando a Betty, la noche anterior ella lo había llamado, pues decía que necesitaba su ayuda para un asunto importante, lo cual lo dejó intrigadísimo y lo único que consiguió fue que tardara en dormirse. A los cinco minutos de estar allí, Betty aparece en su coche, lo dejo aparcado y bajo con una sonrisa en sus labios.

B: Buenos días, Don Armando.

A: Buenos días.

B: Parece que madrugó, perdone que se lo diga, pero tiene cara de sueño.

A: Ud tiene la culpa (“Ud y esos ojos que me tienen enloquecido”).

B: ¿Yo? No entiendo.

A: Sí, ¿acaso no fue ud la que anoche me llamó a mi casa a las 22:00 pm para pedirme ayuda?

B: Ajá, oj, oj, oj. La misma que tiene delante.

A: Ok, pues debe ser importante, ¿O me equivoco?

B: Lo es (“Solo fue una excusa”)... Hablamos arriba, ¿le parece?

A: Claro que sí.

Ambos entran en la empresa y suben a la planta ejecutiva, allí el cuartel tiene un enfrentamiento con Patty, pero Armando y Betty pasan de ellas y entran en presidencia...

AM: Frescos, ¿vieron? Ni saludaron...

Sa: ¿Acaso no se fijó en la sonrisita que llevaban esos dos?

Sandra y Aura María dejan a Patricia con la boca abierta y se van a buscar al resto para chismorrear un rato, para variar.

Dentro de presidencia, Armando se sienta enfrente de Betty, la mira intentando averiguar qué es lo que le quiere decir, Betty se ríe ante su cara de detective.

B: No me mire así, doctor (“Que sus ojitos me matan”)... Le cuento ya mismo.

A: Ok, la escucho (Coge una figurita que tiene ella en la mesa).

B: Iré al grano, quiero irme...

A: ¡Nooooo! (Tira la figura rompiendola)... Ud no se va para ninguna parte, no señor (Se levanta)... ¿Pero por qué? EcoModa aún no está recuperada... ¿He hecho algo mal y no me he dado cuenta? NO se vaya... (“No me abandone”).

B: Oj oj, Doctor, tranquilícese, no me dejó acabar...

A: ¿Cómo quiere que la deje acabar? Me está diciendo que se quiere ir, eso no lo puedo permitir... (Armando se va al hueco y se sienta en la silla de enfrente del escritorio y susurrando)... Yo no quiero que ud se me vaya...

Betty lo ha seguido y oye esto último y conmovida se acerca a él.

B: Doctor, yo no me voy a ninguna parte, no me voy de la empresa, ud no me dejo terminar! (Betty está conmovida por la reacción de Armando).

A (de espaldas a ella y aun sentado) : ¿En serio?

B: Si, doctor.

A (levantándose) : Entonces no lo entiendo, ¿a dónde se va? ¿De dónde se quiere ir?

B: De mi casa, doctor. Tengo 26 años y todavía vivo en casa de mis padres, necesito mi espacio, mi lugar, un lugar donde pueda hacer lo que se me plazca sin rendir cuentas a nadie, creo que soy mayorcita...

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