Capítulo IV

1.6K 107 30
                                    

“YO VIVO POR TU AMOR”

AUTORÍA: Soniache

()()()()()()()()()()()()()()()()

Son las ocho de la noche, Armando y Betty descansan en el suelo del salón, apoyados en la pared, después de divertirse, decidieron acabar el trabajo y consiguieron pintar ambas habitaciones. Se miran en silencio, sin decirse nada. Sus hombros están piel con piel. Armando le acaricia el brazo y en un momento, le coge la mano. Betty entrelaza sus dedos con los suyos y le sonríe. Confiada apoya su cabeza en el hombro de él.

B: Hemos acabado...

A: Por fin...

Se levantan, recogen las cosas y se alistan para irse, antes de salir del apartamento, Armando para a Betty en la puerta:

A: Lo que hoy he vivido contigo, compartir esta experiencia, me ha encantado, Betty.

B: Y a mí, Dr... Digo Armando, oj, oj.

A: Solo una cosa, una última cosa...

B: ¿El qué?

Armando le acaricia la barbilla y acerca sus labios a los suyos.

A: Ahora me encantará llevarla a su casa...

Salen del apartamento con las manos entrelazadas...

Betty se había instalado sin ningún problema en su nuevo hogar, Armando le ayudaba siempre que ella lo necesitaba, su mamá iba cada dos por tres a llevarle comida casera, y su padre a controlar que todo marchaba bien. Esa noche llovía en Bogotá como los últimos días, el tiempo no cambiaba, así como no cambiaba mucho la relación entre Armando y Betty. Se habían convertido en inseparables pero ninguno se atrevía a dar el paso definitivo... Armando, de vez en cuando le robaba un beso, o simplemente le regalaba una caricia o una mirada llena de amor, pero él no le decía nada más.

Esa noche hablaron un rato por teléfono, Betty lo noto raro, poco hablador en comparación con otros días. Se ducha, se pone un cómodo pijama y saca una manta para tumbarse en el sofá. Coge el mando a distancia y ve lo que dan en la tele, nada le convence y decide mirar por la ventana, la lluvia que caía era débil, fina, pero no paraba de caer. Estar un sábado en casa no era aburrido para Betty, le encanta su casa, la tranquilidad que allí se respiraba era una tranquilidad que siempre ha deseado. El timbre la saca de sus pensamientos, mira hacia la puerta y se va a abrir... No lo esperaba, no esperaba a esa persona que tenía enfrente.

A: Verás, yo... estaba en casa solo y me apetecía ver una película (Le muestra una bolsa cargada de cintas de video)... Pero ver una película solo no es muy agradable, así que me dije: ¿Porque no se acerca a casa de Beatriz y comparte con ella una sesión de cine casero?

B: Pase, doctor (Beatriz le invita a pasar).

Armando lleva el pelo mojado, una chaqueta de cuero, pantalones vaqueros y un jersey de algodón. Mira que Betty lleva un pijama de corazones y sonríe.

A: Deberíamos sacar una línea de pijamas de mujer, le queda divino... (Mira la casa)... Cada día tiene algo
diferente, está muy bien. La felicito.

B: No lo haga, Ud. ha colaborado en todo esto, Ud. ha formado parte de la decoración, oj, oj,. ¿Le apetece algo de comer?

A: Podríamos pedir una pizza, ¿le parece? (Armando se quita la chaqueta, cosa que provoca que Betty se mire su vestimenta)... ¿Ocurre algo?

B: Perdón, doctor, es que no esperaba a nadie... voy a cambiarme... (Se va hacia el pasillo).

A (le coge un brazo) : No lo haga, Ud. está cómoda así, esta es tu casa, no te cambies (“Estas muy bella”).

Yo Vivo por tu AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora