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—¿Donde coño estabas?

Romina estaba hecha una furia con Babi.

Ella rodeó los ojos, cansada de las preguntas.

—Por milésima vez te he dicho que estaba desayunando fuera, Romina.

—¿Y por qué te llevaste la mochila? —enarca su ceja con seriedad.

—Porque luego ya me iba al trabajo.

—Son las 10:30 —Romina suspira rendida —. Solo quiero que me digas si estuviste en una fiesta, nada más.

—Ya te dije que no —la pelinegra alza la voz.

—¿Te has drogado? —pregunta enfadada con cara de estreñida.

—Ya estoy harta de este interrogatorio, he venido tan rápido como querías y no estoy de humor para tus sermones —Babi toma su mochila que estaba a un lado.

Se levanta del sofá mirándola fijo y sale de la sala, pero antes Romina le sostiene la muñeca. Babi se zafa y la mira.

—¿Con quién estabas?

—Deja de preguntarme o "preocuparte"—hizo comillas con los dedos —. ¡No eres mi mamá!

Romina había estado aguantando demasiado de Babi, ya era hora de hacer y dejar de hablar. La rubia le arrancha la mochila con fuerza y la abra dejando caer las cosas bruscamente. Una bolsita yacía en frente de amabas primas.

—¡Bárbara!

—¡¿Qué, eh?! ¡Ahora que sabes que no puedo dejar mi adicción ¿que harás?!

—¡Solo te pido que dejes drogarte!

—¡Y yo que dejes de entrometerte en mi vida!

Babi tiene taquicardia, pero no lo nota.

—¿Estabas con Cry? —pregunta baja desviando la mirada.

—¿Cómo lo sabes?

—Pensé que él te ayudaría... pero veo que no lo sabe.

—Y no lo sabrá —Babi habla firme, inhala aire al descifrar el rostro de Romina  —. No se lo contarás.

—Que bien, Babi. Me dices que soy tu mamá y mira quién ahora me está dando órdenes —dice sarcástica y burlona.

—¡Tu todo el tiempo quieres controlarme, esto es distinto!

—¿Por qué lo es, eh? Tienes miedo que sepa la verdad ¿no? y que se aleje como lo han hecho todos... —suspira Romina conteniendo las lágrimas —. Todos menos yo.

La pelinegra alza la mirada para encontrarse con la suya, la cuál es una triste.

Cuando la mamá de Babi se enteró —por ella— de que papá le había sido infiel con la tía, ambas primas fueron separadas como castigo. En todo esos meses sola, Babi veía a mamá siempre fumando y una vez le dijo con preocupación:

—Mamá, fumar causa cancer.

Ella quitando su cigarro de la boca contestó:

—Vivir causa estrés.

Las palabras de la mamá no tenían sentido en aquel entonces, luego con el tiempo las entendió y tomó su ejemplo. Con miedo una vez robó un cigarro; todo salió muy bien dado que mamá me descuidaba y me dejaba sola la mayoría de veces. La mamá estaba en casa ahogando sus penas con alcohol y cigarros, o estaba de salida con señores. La señora solo le repetía a diario que los hombres son iguales y que el amor no existe a Babi, por aquella desconfianza y temor a encariñarse con las demas personas, porque les da el control de destruirla.

cocaína; xcryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora